Modric o “Hay una grabación”. Florentino Pérez tiene un problema (y gordo)
La amenaza del centrocampista croata al presidente del Real Madrid
En la cuerda floja. Luka Modric no tiene su futuro asegurado como jugador del Real Madrid. El futbolista es uno de los nombres que más suena en los despachos. Su situación preocupa a los mandatarios. Y es que lo ocurrido este verano con el Inter de Milán no ha sido flor de un día. Todo lo contrario.
El futbolista estuvo tonteando con el conjunto que entrena Luciano Spalletti, que le puso un contrato estratosférico sobre la mesa: le pagarían 50 millones de euros anuales durante dos temporadas y le aseguraban otro contrato de cuatro años con el mismo sueldo en el fútbol chino.
Un episodio del que avisan desde Madrid que el artífice fue el propio jugador. Desde el entorno del croata aseguran que fue el centrocampista el que se puso en contacto con los italianos. El motivo, explican, era que no confiaba en el proyecto del nuevo técnico, Julen Lopetegui.
Florentino retiene a Modric, pero no cumple
Al final el jugador se quedó en Chamartín. Florentino le aseguró que revisarían su contrato., No podía permitir que se le fuera otro peso pesado después de las fugas de Zinedine Zidane y de Cristiano Ronaldo. Hubiera sido un golpe demasiado duro.
Las próximas semanas serán decisivas para el centrocampista de Zadar como futbolista del conjunto merengue. Ni el propio jugador ni en su entorno descartan ninguna situación. Ni siquiera una salida en el mercado invernal. La idea inicial es terminar la temporada en el Santiago Bernabéu, pero todo puede pasar.
Luka Modric decidirá su futuro en las próximas semanas
Luka quiere comprobar en primera persona los planes de Lopetegui con él, que de momento no son lo que esperaba. El crack está bastante indignado después de haber sido suplente en los primeros partidos y por ser casi siempre el sustituido.
Algo normal, teniendo en cuenta que fue uno de los jugadores que más minutos sumó en el Mundial de Rusia y que fue el futbolista que se incorporó más tarde a la pretemporada. Además, Lopetegui quiere dosificarlo. A los 33 años no puede jugarlo todo y siempre.
Modric no traga con las decisiones de Lopetegui
Pero Modric no lo considera así. Entiende que tardara en recuperar la titularidad un par de encuentros, pero no que tenga que ser siempre uno de los cambios.
Está harto de la situación en la que Julen le tiene en el Madrid y cree que, si esto es lo que le espera, su ciclo en el Real se ha terminado. Y si las cosas no cambian, habrá llegado el momento de hacer las maletas.
Además, el crack está pendiente de la mejora que le prometió Florentino, que no llega. Sobre todo después de haberse alzado con el premio al Mejor Jugador del Año UEFA y con el The Best. Lo único cierto a día de hoy es que desde la cúpula no han vuelto a tocar el tema.
El Inter de Milán sigue a la espera
Todo ello mientras en el Inter están dispuestos a abrirle las puertas de nuevo a Luka, que sigue teniendo predisposición para recalar en el conjunto neroazurro. Si el técnico sigue sin cambiar su actitud hacia él y en el club no le valoran como cree que deberían, pondrá rumbo a la ciudad transalpina en el mercado invernal.
Y ojo, porque si la opción del Inter no sale bien, Modric tiene un plan B. Tal y como declaró a la televisión sueca SVT, el jugador quiere jugar en Estados Unidos antes de retirarse. “Uno nunca sabe lo que puede pasar en el futuro. Me veo jugando en Estados Unidos”, dice la grabación.
Una decisión que no puede tardar mucho en tomar, pues en la Major League Soccer tampoco recogerán a un Modric demasiado entrado en años.
Los dos escenarios que baraja Luka Modric
Así las cosas, se abren dos posibles escenarios para el centrocampista. Uno es recibir la mejora de contrato y permanecer en el Madrid, aceptando que a veces le tocará chupar banquillo y posponiendo su marcha a EEUU hasta el próximo verano.
La otra, que se dará si nada cambia de la situación actual, es hacer las maletas en enero y enfundarse la camiseta del Inter, donde podría quedarse medio año o un año medio, dependiendo del protagonismo que coja, para posteriormente cruzar el charco.