La bomba estalla en 48 horas: Sergio Ramos, Benzema, Hazard y el vestuario lo sabe todo

Aumentan los nervios en el Santiago Bernabéu

Nervios en el Real Madrid. El inicio de temporada en la casa blanca no ha sido precisamente el que muchos esperaban. El regreso de Zidane hacía presumir que este Madrid iba a dar un paso adelante y que iba a dejar atrás las dolencias de la temporada pasada.

Algo que no ha ocurrido. Ni de lejos. Como se pudo comprobar en París en el partido hasta ahora más importante de la temporada para el Real, el equipo sigue estando muy flojo en todas sus líneas.

Y, como era de esperar tratándose del Madrid, el foco está ahora puesta en Zinedine Zidane. El francés ya sabía cuando aceptó regresar la primavera pasada que en el Bernabéu no es que la paciencia sea una virtud. Conoce el club a la perfección y sabe que, o bien hay resultados positivos, o su cabeza saltará.

Zinedine Zidane | EFE

La bomba en el Real Madrid

Algo que, al contrario de lo que era imaginable hace apenas unas semanas, es ahora probable. No seguro, pero posible. Todo dependerá de los próximos encuentros del Madrid.

Y ahí empieza el lío para Zidane. Y es que en 48  horaslos blancos jugarán ni más ni menos que en el Sánchez Pizjuán contra el Sevilla, un campo donde siempre sufren. Una derrota en tierras andaluzas pondría a Zidane en el alambre.

El vestuario lo sabe. Los Sergio Ramos, Hazard, Benzema y compañía son conscientes de que este no es una temporada al uso. Debe ser un año bueno en el Bernabéu para hacer olvidar la desastrosa campaña anterior.

El calendario no es que sea precisamente amistoso con el equipo. Sevilla fuera, Osasuna en el Bernabéu y derbi en el Wanda Metropolitano. Tres partidos en los que Zidane se juega su continuidad. El francés ha perdido el apoyo total que tenía en la zona noble y no son pocos los que ya empiezan a sugerir nombres de posibles relevos. Ojo que la bomba puede estallar de hecho en el Pizjuán.

Si el Madrid cae derrotado estrepitosamente a manos del Sevilla, Florentino Pérez moverá ficha. Y el vestuario lo sabe.