Messi impone un fichaje a Bartomeu tras conquistar el Bernabéu (y no es Coutinho)

Ernesto Valverde claudica y asume que su gran estrella llegará en verano

El Clásico ha sido la guinda del pastel. Un partido soberbio –pese a estar contra las cuerdas en el primer tiempo durante muchos minutos– para despedir el año por todo alto. Nadie hubiese imaginado que el Barça terminaría tan bien después del fatal inicio de curso.

Ernesto Valverde ha hecho los deberes. Sin discusión. Y ha conseguido algo todavía más importante: una sintonía casi perfecta con Leo Messi. La complicidad entre ambos es total.

Muy lejos queda ya esa relación tirante que vivía el crack con Luis Enrique Martínez. El vestuario estaba asfixiado por los métodos intransigentes del técnico asturiano.

Ahora, la plantilla es un bálsamo de aceite. Todos están felices y más concentrados que nunca en hacer bien su trabajo. Saben que el Txingurri trabaja desde la lógica. Y lo valoran mucho.

Los experimentos de Luis Enrique terminaron. André Gomes ya no lo juega todo, pero mantiene las oportunidades para ganarse un puesto. Dependerá de su rendimiento, pero lo tiene crudo: Paulinho le ha comido por completo la tostada. El brasileño se ha ganado al barcelonismo.

Después de un arranque de Liga brutal –45 puntos de 48 posibles, 14 victorias, tres empates, ninguna derrota, 45 goles a favor, siete en contra, nueve puntos más que el segundo y 14 puntos más que el Madrid, con un partido menos–, solo queda apuntalar el equipo para el tramo decisivo.

Misión Mundial encarrilada

Se han hecho muy bien las cosas, al gusto de Messi: su objetivo era cerrar la Liga cuanto antes para poder descansar en el segundo tramo de cara a su preparación para el Mundial.

Sin embargo, el reto de la Champions será muy duro y los blaugrana necesitan hacer retoques en la plantilla. Está decidido cerrar un fichaje en el mercado de invierno.

Y el elegido es un central de primer nivel. Probablemente, el deseado por Valverde, Iñigo Martínez, que ya estuvo a punto de cerrarse en verano.

El coste de su cláusula de rescisión es de 32 millones de euros y llegaría al Barça para suplir a Javier Mascherano, que se va a China a finales de enero. El presidente Josep María Bartomeu ya ha tomado nota: el Barça necesita cuatro centrales top.

Valverde también valoró la opción de contratar a Aymeric Laporte pero la ha descartado porque no quiere perjudicar a su antiguo club, bastante débil esta temporada. Además, los centrales del Athletic están en una situación delicada por el cáncer testicular que sufrió Yeray.

Prioridad: Iñigo Martínez

Por tanto, Iñigo es el que tiene más números de recalar en el Barça para pelear con Vermaelen por la tercera plaza de central. Yerry Mina tendrá que esperar, aunque no se descarta cerrar su fichaje y cederlo a la Real Sociedad de Eusebio, para que se empiece a familiarizar con el estilo.

Philippe Coutinho, el gran deseado por Messi, Valverde y la junta directiva, tendrá que esperar. El Liverpool no lo deja marchar a un precio razonable y no podría jugar la Champions. Es el principal objetivo para verano junto con Antoine Griezmann.

El Barça –y el propio Messi– considera que hay equipo para competir por todo y que Dembelé será el otro gran fichaje de enero. El francés se lo tendrá que ganar porque Paulinho se ha consolidado en el once titular de manera brillante.

Máxima competitividad

Además de ellos dos hay muchos jugadores motivados por hacerse un hueco en el once y se quedarían sin opciones con un nuevo fichaje: Denis Suárez, André Gomes, Deulofeu, Aleix Vidal, el ahora lesionado Paco Alcácer y el recién recuperado Rafinha.

Arda Turan es un caso a parte. Aunque sus condiciones encajan con el perfil de jugador que necesita el Barça, sigue castigado y marginado. Su caso no acabará bien.