“Patadas, puñetazos y gritos”. Sergio Ramos, Benzema, Bale (o la última en el Real Madrid)

El lío en el vestuario blanco tras la derrota en Mendizorroza

Incendio en el Real Madrid. Y de los que arrasan. La derrota en Mendizorroza ante el Alavés de los de Julen Lopetegui ha dejado muy tocado al club blanco, que se marcha al parón de selecciones tras cuatro partidos seguidos sin conocer la victoria y, lo que es peor, sin haber conseguid marcar un solo gol.

Y el lío en el vestuario de los blancos al acabar el partido fue de los gordos. Tanto es así que desde dentro apuntan a que hubo “Patadas, puñetazos y gritos”. Y uno de los que más cabreado se marchó no fue otro que Sergio Ramos.

¿Los motivos? Muchos, pero dos nombres son los que hicieron perder la paciencia del capitán: Karim Benzema y Gareth Bale.

Benzema sigue en caída libre

Y es que tanto el francés como el galés acabaron en el banquillo. Benzema, al que muchos hubiese querido ver en el banco ya de inicio, tuvo una nueva oportunidad brindada por un Lopetegui que sigue confiando (inexplicablemente para muchos) en Karim.

Benzema | EFE

Y volvió a defraudar. Con el de ayer ya son ni más ni menos que seis partidos sin ver portería. Su último gol, hace más de un mes ante el Leganés. Un drama. Y, para colmo, el galo se quedó en el banquillo tras el descanso por unas molestias.

Bale está en el punto de mira

Unas molestias que, tal y como cuentan desde dentro, sonaron más a excusa que a otra cosa. Como en el caso de Bale. Y es que lo del galés es, como apuntan muchos en las redes “de risa”.

Una vez más, como ocurrió ante el Atlético de Madrid, el delantero fue sustituido en la segunda parte. Notó problemas en el aductor y, con su miedo habitual (y lógico) a recaer, no dudó ni un segundo en pedir el cambio.

Desde dentro advierten que fue un tema de “fatiga”. Una fatiga que Ramos y el resto de pesos pesados se cogen más que con pinzas. Entre otras cosas porque segundos antes de enfilar el camino al banquillo Gareth sí que tuvo fuerzas para lanzar una falta.

Un follón de puertas hacia dentro que no hace otra cosa que complicarle la vida un poco más si cabe a un Lopetegui que ya tiene a la cúpula buscándole recambio.