El descenso al infierno de Ter Stegen… y la llegada de Courtois al Olimpo

Los metas de Real Madrid y Barcelona han emprendido camino opuestos en las últimas campañas

Marc-André ter Stegen
Marc-André ter Stegen

El fútbol es cuestión de estados de forma. Y del mismo día que un día estás en lo más alto de la cúspide, otro has descendido a lo más profundo de los infiernos. Lo cierto es que es algo injusto, ya que es un deporte que, por lo general, tiene una memoria muy corta.

No importa si tu rendimiento ha sido altísimo durante una gran cantidad de años, importa el ahora. Y si ahora ya no das la talla, estás fuera. Por otra parte, es algo que tiene cierta lógica, ya que los resultados no se obtienen con el rendimiento pasado. Y un bajo estado de forma de forma prolongada puede afectar directamente a los intereses de un equipo.

En esta situación, por la que cualquier deportista reza por no pasar nunca, se ha visto envuelto Marc-André Ter Stegen. El guardameta alemán, tras un primer año donde tuvo que pelear el puesto con Claudio Bravo, se convirtió en el dueño y señor de la portería azulgrana.

Un rendimiento al nivel de muy pocos

Y bajo los tres palos del Camp Nou, llegó a ser uno de los mejores guardametas del mundo. Así lo decían las cifras, y así lo mostraban las sensaciones sobre el terreno de juego. Fuera de las estadísticas, el alemán era de esos arqueros con un halo especial. De esos que intimidaban a los delanteros, que aparecía cuando el equipo lo daba todo por perdido y que hacía intervenciones al alcance de muy pocos. En definitiva, de esos porteros que ganan partidos y títulos, y que siempre ha tenido un buen cartel en Europa.

Marc-André ter Stegen
Marc-André ter Stegen

Pero las estadísticas también acompañaban esas buenas sensaciones. Desde que llegase a Barcelona, ninguna temporada había encajado más goles que partidos disputados. De hecho, en La Liga de 2017/18, en la que obtuvo su mejor registro, encajó tan solo 28 goles en 37 partidos disputados. Una cifra más que notable, sobre todo teniendo en cuenta que, en su historia reciente, el Barça no se ha caracterizado por ser un equipo especialmente férreo en labores defensivas.

La operación que lo cambia todo

Pero tras su operación de rodilla en septiembre de 2020, todo cambió. Ya en la temporada pasada encajó por primera vez más goles de los partidos que disputó, promediando por primera vez desde su llegada a España más de un gol encajado por partido. El guion de esta temporada va por los mismos derroteros, y es que en lo que va de competición, ha encajado 32 goles en sus 25 apariciones como titular.

Pero es algo que va más allá de las cifras. Las sensaciones ya no son las que eran. Donde antes se veía a un portero capaz de obrar un milagro, ya no. Donde antes aparecía una mano salvadora que evitaba la derrota del Barça, ya no. Esa aura de portero prácticamente insuperable, ya no está.

Y en el otro lado, tenemos a Thibaut Courtois, cuyos inicios en el Real Madrid estuvieron plagados de turbulencias. Algunas de ellas, incluso, provocadas por su propia afición, que no consideraban al belga merecedor de la titularidad. La mayoría de ellos, seguidores acérrimos de Keylor Navas.

Su primera temporada se saldó con el Madrid fuera de Champions League en marzo y sin competir la competición liguera desde enero. El comienzo de su segunda campaña de blanco también comenzó con baches, con la derrota frente al Brujas en un encuentro en el que el belga se retiraría en el descanso pitado por el Santiago Bernabéu.

Courtois, a la altura del mejor Casillas

Sin saberlo, aquel encuentro fue un punto de inflexión. En silencio y con trabajo duro, acalló todas las dudas que se cernían sobre su rendimiento. Tal fue así, que a la conclusión de esa campaña se llevó el Premio Zamora a mejor portero. Y en la siguiente temporada, se consolidó como lo que es a día de hoy: uno de los mejores porteros del mundo, si no el mejor.

En la presente campaña, ha estado bajo los palos en 27 ocasiones, en las que ha encajado 21 goles. Otra estadística que impacta es su promedio de paradas, que asciende a 2’92 por partido. Encaja poco, y no es porque al Madrid no le ataquen, sino porque él para mucho.

Thibaut Courtois

Pero al igual que con el meta alemán, esto no va solo de cifras, también de sensaciones. Y la sensación que tienen sus compañeros con él es de seguridad absoluta. Y la sensación que tienen los rivales es que tienen que esperar a un rebote, un mano a mano o un disparo a la escuadra para perforar sus redes. Se ha convertido en un cerrojo al cual es casi imposible superar.

Un cambio que parece evidenciar que Courtois se ha quedado con el ángel de Ter Stegen. Y una situación que, además, evidencia que en el mundo del fútbol hoy puedes estar en la cima… pero mañana quién sabe.