Las guerras que descuartizan al Barça

El club azulgrana se pierde en una maraña de frentes abiertos

Guerras de despacho. Pasillos que se resisten. Oficinas que no atienden las llamadas del FC Barcelona. El club cuyo equipo ha desplegado el mejor juego en la última década está siendo sacudido por una horda de problemas institucionales.

Descuartizado. Es como terminará el Barça si no reescribe el guión. El club se ha metido en un callejón sin salida, donde las altas esferas del fútbol sostienen –siempre lo han hecho– la sartén por el mango. Pese a su –reciente– fútbol preciosista, el Barça no corta el bacalao.

Los frentes abiertos son demasiados. Josep María Bartomeu, optimista por naturaleza, no atisba a ver el final del túnel. Tampoco los jugadores.

¿Qué hace Soler?

El Barça fichó a Albert Soler con el propósito de reconducir las relaciones con las altas esferas. Le avalaba su antiguo cargo como presidente –por poco tiempo– del Consejo Superior de Deportes.

Su pasado en el grupo socialista parecía un aval. Sin embargo, casi tres años después de su fichaje, ha terminado como máximo responsable del área de fútbol.

Mientras Soler se codea con las estrellas del Barça, el club naufraga en la política de despachos. Cuando todos son enemigos, quizás resulta que el problema no son los otros.

El enfado de la FIFA y los árbitros

La FIFA –nuevamente molesta por el feo de no acudir a su nueva gala, con lo que ello supone a nivel comercial–, la UEFA –con el asunto de las esteladas todavía candente–, la Liga –con su presidente, Javier Tebas, como gran enemigo– y ahora también los árbitros.

El colectivo arbitral clama al cielo en contra de Gerard Piqué y sus tan recientes cuanto polémicas declaraciones. El club se mantiene al margen. Luis Enrique los ampara.

Lo peor es que varias de estas instituciones tienen un gran poder de decisión en la consecución de los títulos. Todavía ondea en el recuerdo la amenaza de la FIFA al Gobierno español en 2008 con dejar a la selección española fuera de la Eurocopa.

Preocupación en la directiva

También con la justicia de por medio se han librado varias batallas. Hacienda fue a por el Barça en el caso Neymar y también tocó a varios jugadores como Messi, Mascherano y Adriano. Todos, sin excepción, han salido escaldados.

Demasiadas guerras para un club que solo aspira a ofrecer uno de los mejores espectáculos al mundo contentando a su afición. La reflexión en los despachos debe ser inmediata. Así lo piensan algunos miembros de la junta directiva, donde reina un grave estado de preocupación.