Vinícius, de objeto de burla… a principal amenaza para las zagas rivales

El rendimiento del brasileño ha acallado todas las críticas hacia su juego

Vinicius. jugador de fútbol
Vinicius. jugador de fútbol

De entre las muchas sorpresas que el madridismo ha recibido en 2021, la más sorprendente a la par que agradable ha sido, sin duda, la de Vinícius Jr. Con la llegada de Carlo Ancelotti al banquillo blanco, el brasileño ha asumido el rol de líder del ataque blanco junto a Karim Benzema, convirtiéndose en el jugador más desequilibrante de La Liga.

Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil para el carioca, ni mucho menos. Desde su llegada al conjunto blanco en 2018 ha llovido mucho, y lo cierto es que para el futbolista ha sido un periodo con más sombras que luces.

45 millones que pesaron al brasileño

Con tan solo 16 años, Florentino Pérez pujó fuerte por él. Convencido de que su calidad técnica lo convertiría en un jugador franquicia de cara al futuro, puso ni más ni menos que 45 millones sobre la mesa del Flamengo para llevarse a un jugador que, a pesar de su corta edad, ya era cortejado por media Europa.

El presidente del Real Madrid tenía una obsesión: que el “nuevo Neymar” fichase por el conjunto blanco. Y tenía la certeza de que Vinícius estaba llamando a ser el sucesor espiritual del ahora jugador del PSG. Sin embargo, el alto precio que el Madrid pagó por él fue un lastre para el carioca al principio de su etapa en la capital.

Con Lopetegui como técnico madridista, Vinícius comenzó su andadura en Madrid jugando con el Castilla. Y lo cierto es que estuvo varios meses jugando con el filial merengue, ya que nunca terminó de ganarse la confianza del entrenador vasco.

Fue con la llegada de Santiago Solari cuando el brasileño comenzó a recibir los galones que tanto ansiaba. Con el argentino en el banquillo, que implantó un sistema de meritocracia pocas veces visto en un club del calibre del Madrid, el peso del equipo lo llevaban los mirlos que se dejaban la piel en el campo: Reguilón, el propio Vinícius, Marcos Llorente

Vinícius celebra uno de sus goles con el Real Madrid.

Pero en su mejor momento, cuando la gente empezaba a entender el por qué del gran desembolso de Florentino por un niño de Brasil, llegó la peor noticia en forma de lesión. Una lesión que lo mantuvo alejado de los terrenos de juego durante casi tres meses.

Con su regreso al ruedo se encontró con Zinedine Zidane en el banquillo, ya en su segunda etapa como técnico merengue. Durante los dos años que estuvo bajo las órdenes del galo, en ningún momento se colgó el cartel de titular. Hubo destellos, sí, pero nunca fue una de las primeras opciones de Zizou al elaborar un once titular.

Tal fue así, que en la decisiva vuelta de las semifinales de Champions League frente al Chelsea, el brasileño jugó de carrilero. Una posición desconocida para él en la que se mostró totalmente perdido. Aquello fue la confirmación: con Zidane, no había hueco para Vinícius en el ataque blanco.

Y el patito feo se convirtió en un cisne

Fue la diana de las burlas rivales: que si no la mete, que si no vale para el Madrid, que si es solo un velocista, que si hay que meterlo en la operación Mbappé… Pero de pronto, como el que recibe el primer rayo de sol por la mañana, llegó Ancelotti a la Casa Blanca. Y le dio al brasileño los galones que solo Solari se había atrevido a darle.

Y vaya si respondió. Segundo máximo goleador del conjunto blanco y de la Liga solo por detrás de Benzema, el carioca es la gran amenaza ofensiva del conjunto blanco a la que temen todos los rivales. Desde agosto, ha triplicado su valor de mercado, siendo, según Transfermarket, el tercer jugador más valioso del mundo, solo por detrás de Mbappé y Haaland.

Y el tiempo acabó dando la razón a Florentino. Porque los remates que antes iban fuera, ahora se cuelan en la portería. Los desmarques que antes no era capaz de interpretar, ahora salen solos. La toma de decisiones que siempre daba a la opción menos buena, ahora es un balón de gol preciso. El control previo a pisar área que antes se le escapaba, ahora tiene la precisión de un cirujano. Todo el mundo podía ver que las capacidades del brasileño estaban ahí, pero muy pocos eran los que confiaban en su potencial de ser la referencia que es hoy. Y ahora que ha llegado… quién sabe dónde está su límite.