Los errores de cálculo de Jaume Roures en su querella contra el Barça

Una de las bazas con que contaba el empresario era coger a la directiva con el paso cambiado y dedicando sus esfuerzos a defenderse en la complicada querella del 'caso Neymar'

A Jaume Roures le falló la estrategia. Su querella por presunto espionaje contra el ex presidente Sandro Rosell tenía varios condicionantes y no todos se cumplieron. La querella, presentada el pasado 5 de febrero, relataba que durante año y medio (de 2009 a 2011) un trabajador de informática de Mediapro, el holding propiedad de Roures, filtró los correos electrónicos del empresario a Sandro Rosell antes incluso de que éste llegase al club. Cuando el empleado infiel fue despedido, pasó a trabajar directamente en el departamento de informática del FC Barcelona, al que ya había llegado Sandro Rosell como presidente (fue elegido en las elecciones de mediados de 2010).

Evidentemente, una de las principales razones para presentar la querella, a pesar de que han pasado ya cinco años de los hechos, sería la de poder dedicarse con más tiempo y fuerzas a la demanda una vez presentada. Pero había otros parámetros que al patrón de Mediapro no le han dado tan buenos resultados. Uno de ellos era el peso informativo que pudiese tener su demanda en un momento en que justamente la cúpula del Barça (la actual y la anterior) están de actualidad por su comparecencia en los juzgados.

El ‘caso Neymar’

Efectivamente, una de las bazas con que contaba el empresario era coger a la directiva con el paso cambiado y dedicando sus esfuerzos a defenderse en la complicada querella del caso Neymar. No hay que olvidar que la presentación de la querella se producía justamente cuatro días después de la comparecencia de Sandro Rosell y de Josep Maria Bartomeu ante el juez de la Audiencia Nacional que instruye la querella por el fichaje de la estrella blaugrana. El efecto Neymar, no obstante, fue reducido.

El tercer parámetro en que confiaba Roures era en que alguno de los poderosos enemigos de Sandro Rosell pudiese salir públicamente a darle su apoyo o, como mínimo, a lanzar alguna crítica contra el ex mandatario culé o contra el actual. De ahí que en su querella aportase abundante documentación en la que se incluyen lo que podrían denominarse conversaciones sensibles, es decir, intercambio de correspondencia sobre temas confidenciales. Por ejemplo, negociaciones de Roures con Joan Laporta o con el agente de futbolistas Pere Guardiola. También quedaban al descubierto todas las negociaciones de Mediapro con empresas patrocinadoras, lo que podría suponer para sus competidoras una suculenta y crucial información.

Última bala

Roures hizo un llamamiento a todos los espiados para que se sumen a la querella, aunque de momento nadie lo ha hecho. Ni siquiera Pep Guardiola, cuyas relaciones con Rosell no son especialmente buenas y cuyo nombre aparece porque algunos de los correos hacen referencia a aspectos de su renovación como entrenador.

Pero el hecho de aportar toda la documentación puede servir, no obstante, para solicitar posteriormente al juzgado que pida aclaraciones a cualquiera de los que aparecen en el listado, ya sean personas físicas o jurídicas. Ésa es la última baza que le queda a Roures para ensanchar el eco de la querella, aunque pocos creen que las diligencias presionen lo suficiente a algunos de los aludidos o a alguna de las empresas afectadas a posicionarse en el caso.