Los cinco millones de euros que el Barça silenció en la renovación de Dani Alves

El club cedió a las pretensiones del futbolista y le premió para garantizar su continuidad y satisfacer la voluntad de Luis Enrique

Dani Alves se salió con la suya. Se había vendido que no, del mismo modo que pasó totalmente desapercibida la cuantiosa indemnización que el FC Barcelona pactó con Xavi Hernández para firmar su salida voluntaria del club, pero el lateral logró su objetivo. Alves recurrió a la táctica de la pataleta, con una rueda de prensa incendiaria –aunque permitida por el club– y, con la consecución del triplete, se llevó el premio de renovar con el Barça y una prima de cinco millones de euros.

No fue una negociación sencilla. Alves quería tres años más de contrato, hasta 2018, y el club le ofrecía solo un año más otro opcional. Finalmente se llegó a una entente que agradase a las dos partes. Dos temporadas (2017) y una tercera opcional. Sin embargo, el reclamo real y prioritario de las negociaciones no residía tanto en los años de contrato, sino en lo que suele ser habitual en estos casos: el dinero.

Alves quería una mejora salarial, mientras que desde el club entendían que teniendo en cuenta su edad (32 años), lo más lógico sería una disminución. Por este motivo, el club se plantó con una idea clara: mantener su elevado salario de 11 millones de euros brutos. Con variables y primas, como los que se originaron tras la consecución del triplete, ingresó este curso unos 15 millones.

O mejora salarial, o bonus

Sin embargo, es sabido que los futbolistas siempre quieren más. Es su otra manera de sentirse valorados –más allá del reconocimiento que el entrenador les da sobre el terreno de juego–, competitivos como son. Así que Alves exigió una prima de renovación. Si no había mejora salarial, el bonus era indispensable. El fin capaz de justificar una teatrera rueda de prensa.

Muchos en la junta piensan que Alves hizo teatro. Que aquella función formaba parte de una estrategia para meter presión más eficaz de las que había empleado, sin mucho éxito, su ex mujer y representante, Dinorah Santa Ana da Silva. Funcionó. Finalmente, el club claudicó y otorgó al lateral brasileño –ganador de tres Champions– ese extra de cinco millones que no alteraba la escala salarial. Cinco millones de euros que fueron silenciados, por conveniencia de ambas partes.