«Lo quiero fuera». La sentencia de Messi a un jugador del Barça

El gran damnificado del argentino

Manda, y mucho. El poder de Leo Messi en el FC Barcelona es incalculable. Tanto dentro del terreno de juego como fuera de éste, el crack argentino es el dueño y señor.

El atacante ha demostrado en numerosas ocasiones que es el gran talón de Aquiles del equipo. Cuando el de Rosario atraviesa por un bache, el conjunto al completo se resiente. Y es que la magia que desprende la pulga es el motor del Barça.

Leo ha conducido a la gloria al club barcelonista. Les ha entregado los mejores años de su carrera y esto tiene un precio. Lo está cobrando con creces.

Pero no todo es dinero, por lo que el poder de Messi en el Barça no se limita a su sueldo. El argentino hace y deshace; su opinión es tenida muy en cuenta. Sutil y discreto como de costumbre, el delantero expresa sus voluntades y exigencias.

Los damnificados crecen

Varias son las cabezas que se han cortada a raíz de tener desencuentros con el crack de Rosario. Leo es tratado como un dios en Can Barça, por lo que todo aquel que le haga sombra está en jaque.

En la casa azulgrana son conscientes de que tienen un jugador con un talento incalculable, por lo que todo lo demás es prescindible.

Un gran ejemplo de ello llegó este mismo enero. El director de Relaciones Institucionales, Pere Gratacós, dio un paso al frente para hablar de la renovación de Messi. Le restó importancia.

Estas palabras no cayeron en gracia en el seno del Barça y rápidamente tomaron acciones. En pocas horas, el club barcelonista le destituyo por «expresar públicamente una opinión que no coincide con la de la entidad».

El caso con Zlatan Ibrahimovic enciende de nuevo la llama

Esta baja de Gratacós no ha sido la más sonada que ha dejado. En las últimas horas, Marc Ingla, ex directivo culé, ha dado un paso al frente para hablar de la salida de Zlatan Ibrahimovic.

«¿Por qué no le fue bien Zlatan en el Barça? El sueco es una bestia, una máquina. Pero estaba al lado de otra máquina. Estaba demasiado estático y Messi quizá necesitaba más espacio. Zlatan ocupaba demasiado. Había algo de fricción, pienso».

Las palabras del ex directivo vuelven a encender la llama. Y es que no se pueden tener dos gallos en un mismo gallinero. Messi está más que satisfecho en el Barça pero no quiere compartir su trono.