La última de Neymar sienta como una patada en el vestuario del Barça

El futbolista brasileño sigue haciendo se las suyas, independiente al resto del equipo

Neymar Júnior es un genio del balón. Filigranas, regates y goles son su especialidad. Pero simboliza el individualismo. Es un tipo alegre, pero no transmite los valores más elementales de un equipo. No es de aquellos que siempre hace piña, que apoya constamtemente a sus compañeros y que se sacrifica por los demás. Es un jugador que va a lo suyo. Quiere ser el héroe cuando decide un partido. Se borra rápido cuando las cosas van mal.

Lo avanzó GOL este sábado, tras el cataclismo frente al Alavés: Neymar se marchó a toda prisa, casi corriendo, cascos de música puestos y a pensar en otra cosa. Como si el lío no fuese con él, que prácticamente está acabado de aterrizar. El domingo dio una nueva muestra de ello anunciando en las redes sociales que arranca su nueva carrera musical. «Quizás se escuchaba a sí mismo cuando abandonó el Camp Nou a toda prisa», cuentan fuentes del vestuario, visiblemente molestas.

En el vestuario no saben como abordar la situación. Es una persona de aquellas que por mucho que les digas las cosas, van a lo suyo. Que si me presento vestido de cualquier manera al entierro de Cruyff, que si ahora me dejo querer por el Madrid, que si me cojo más vacaciones que nadie, que me pierdo un partido por sanción y me voy al cumpleaños de mi hermana en Brasil… Es indomable. Pero en el vestuario quieren llevarlo por el buen camino.

El indomable

Leo Messi y Luis Suárez son los encargados de tenerle conectado, porque juntos hacen maravillas con el balón. Si los tres se entienden, el juego del Barça fluye mejor. Pero al brasileño le genera una cierta incomodidad ese buen rollo supino que se traen Messi y Suárez, que lo tienen como más apartado. Pero nadie aparta a Neymar. Se aleja él, porque quiere. Y cuando le da el venazo, se vuelve a juntar, como este lunes por la mañana en el entrenamiento.