“Es muy malo”. Luis Suárez dispara (o las fiestas secretas en el Barça)

El delantero uruguayo pierde la paciencia con uno de sus compañeros y está harto de la situación que se vive en el Barça

Pudo ser José Mari Bakero. Cuando el Barça perdió su ventaja de 2-0 frente al Kaiserslautern en los octavos de final de 1991, el centrocampista vasco se elevó a las alturas para rematar un pase de Koeman y sellar el pase azulgrana que a la postre supuso el título.

Pudo ser Anelka cuando metió un gol dramático al Bayern de Munich que maquilló una temporada discreta y un precio muy elevado en su fichaje. Pudo imitar los goles de Bale que han acabado mostrándose insuficientes para lo que se esperaba de él. Pero Ousmane Dembelé no logró ser ninguno de ellos, y su tiro salió por encima de la red.

Con el portero de la Roma vencido fuera del área y el Barça eliminado de la Champions League por el 3 a 0 que reflejaba el marcador, el jugador francés dispuso de un balón –difícil- que pudo haber evitado la debacle culé en el Olímpico. No lo consiguió.

Con la caída del balón tras su disparo, cayeron las ilusiones azulgrana y también la paciencia de sus compañeros. El enfado de un siempre expresivo Luis Suárez fue más que evidente, y la sentencia muy clara. “Es muy malo”.

Dembelé en el banquillo del Barça | EFE

Un club con prisas

El uruguayo nunca ha dudado en mostrar su desapego por todo jugador que no sea Messi, o Neymar. Condenó públicamente a Deulofeu en más de una ocasión y con Dembelé ha dicho basta.

El extremo del Borussia Dortmund dejó buenas sensaciones durante la pasada temporada en Alemania, pero no mostró el nivel de Mbappé. Cuando Neymar se fue, su fichaje pareció responder a las prisas del club por mover el dinero parisino, y muchos arquearon las cejas en su presentación.

Su lesión y su falta de aclimatación propiciaron que desde el club se forzara la contratación de Coutinho en enero. El Barça es un club con prisas por desbancar al Madrid y Dembelé ha sido una víctima, con parte de culpa.

Messi pega un portazo a una estrella con un “no lo quiero en el Barça” (Jordi Alba y Luis Suárez le apoyan)| EFE

Un adolescente millonario

La presión a la que se sometió a Dembelé fue acuciante. Desde su llegada, todos los aficionados han esperado que rinda al mayor nivel, mientras que el Barça le diseñaba entrenamientos especializados para que lograra cuantos antes iguala su condición física a la de los mejores jugadores del mundo.

Con el paso del tiempo, no obstante, comenzó a preocupar en el seno interno de la institución que Dembelé no sólo tenía problemas de adaptación al equipo, también a su nueva vida.

La joya gala parece haber reproducido los peores hábitos de Neymar y Ronaldinho, invitando a sus amigos a pasar la noche comiendo comida rápida y jugando a la Playstation hasta altas horas de la madrugada. Al fin y al cabo, es sólo un adolescente sobre el que se han fijado metas muy altas.