El Barça despide a Sergi Guardiola por antibarcelonista y anticatalanista el mismo día que lo contrató

El club castiga al delantero murciano por los polémicos e insultantes comentarios emitidos desde su cuenta de Twitter

Sin equipo. Es como se ha quedado Sergi Guardiola en un abrir y cerrar de ojos. Este lunes por la mañana pisaba las instalaciones del FC Barcelona para ser presentado como nuevo jugador de la plantilla que entrena Gerard López. Este mismo lunes, durante la tarde-noche, el club tomaba la decisión de rescindir su contrato. Fulminado sin contemplaciones por sus polémicos tuits contra el Barça y contra Cataluña.

«El FC Barcelona comunica que ha decidido rescindir el contrato que firmó esta tarde [lunes] con el jugador Sergi Guardiola, que debía incorporarse al Barça B, después de comprobar que había publicado tuits ofensivos contra el barcelonismo y contra Catalunya», expone el comunicado de prensa emitido por el club en la noche del lunes.

El Barça asume el error

El mensaje es taxativo. Por encima de lo deportivo hay unos colores, una institución e, incluso, un país que merecen un respeto. Ese es el mensaje que ha pretendido transmitir el Barça con este despido repentino, guión dramático de una inocentada precisamente el día de los Santos Inocentes. Para inocentada la que cometió la dirección deportiva del club, al no cerciorarse mejor de a quién estaba contratando.

Muerto el perro, se acabó la rabia. Con esta reacción rauda y contundente, el club asume su error y espera zanjar la polémica cuanto antes. Sin embargo, la historia no solo vive de títulos. También tiene espacio para recordar contrataciones que serán famosas por lo breves que fueron, síntoma de lo mal que se estaban haciendo las cosas. No se puede estar en todo, pero hay que intentarlo.

El peligro de Twitter

Entre los mensajes más polémicos de Guardiola, delantero de 24 años originario de Jumilla (Murcia) que acababa de rescindir su contrato con un Segunda A como es el Alcorcón, se encuentran numerosos «hala Madrid» y «puta Cataluña». Son tan solo algunas de las lindezas que el futbolista emitía de forma habitual, y sin arrepentimiento aparente, a través de Twitter, cuya cuenta está ahora protegida.

Lo primero sienta mal a cualquier hincha culé, aunque no sea despectivo. Lo segundo, más allá de las ideas nacionalistas de cada cual, es una importante falta de respeto. Aspectos que el Barça no puede tolerar, especialmente si se tiene en cuenta la presión que sufre por la causa independentista, que nunca descansa. Y menos, en la red.