Luis Enrique señala a Rafel Pol, el preparador físico del Barça

El técnico no entiende como el equipo ha llegado desfondado justo al tramo decisivo del curso

La eliminación del Barça en la Champions a manos del Atlético de Madrid ha destapado la caja de los truenos en Barcelona. Ya no son todo flores y halagos. Luis Enrique asume la culpa de puertas para fuera, pero busca responsabilidades desde dentro. El técnico tampoco entiende qué es lo que ha pasado, más allá del evidente problema de fondo de armario –no era un capricho que pidiese un cuarto delantero de forma insistente en el mercado de invierno– y de los despistes de algunos jugadores clave (Alves y Alba han estado especialmente fallones mientras que Neymar y Messi han brillado por su apatía). El asturiano también ha pedido explicaciones a su cuerpo técnico.

Juan Carlos Unzué es la mano derecha de Lucho, con quien comenta absolutamente todos los detalles del juego y del estado de sus jugadores. Sin embargo, hay otra pieza muy importante con quien Luis Enrique se ha reunido en los últimos días en busca de respuestas. Se trata de Rafel Pol, hombre de confianza del técnico y preparador físico del primer equipo. No estamos ante una pérdida de confianza ni nada por el estilo. Luis Enrique trata de resolver el rompecabezas.

Uno de los motivos que ha llevado al Barça a encadenar tres derrotas, un empate y una victoria en los últimos cinco partidos ha sido la caída del rendimiento físico. El bajón es incontestable, aunque solo se reconoció de manera oficial tras la derrota del Calderón. Pol, de 28 años, fue halagado el año pasado por el extraordinario rendimiento que ofreció la plantilla. Este curso algo ha salido mal.

A pesar de los controles vía GPS que el club ejerce sobre sus jugadores con esos tops que están tan de moda, hay aspectos difíciles de detectar. Se intuía una ligera caída de rendimiento desde marzo (normalmente suele coincidir entre finales de enero y principios de feberero), pero el objetivo era recuperar el nivel en el tramo decisivo. No ha sido posible y la hipótesis que se maneja responde más a los contratiempos surgidos en el inicio de temporada.

Una serie de catastróficas desdichas

El tardío regreso de los sudamericanos tras la Copa América, la gira de verano en Estados Unidos, las lesiones de Neymar nada más arrancar el curso, la disputa de las Supercopas en agosto –sufrieron horrores para ganar al Sevilla y recibieron un repaso por parte del Athletic–, la posterior lesión de Messi (dos meses parado), la ausencia de los dos fichajes (Arda Turan y Aleix Vidal) por la sanción de la FIFA, los problemas físicos de otros jugadores clave como Iniesta, Alves y Mascherano y la disputa del Mundial de Clubes en diciembre pasaron factura.

Todos estos inconvenientes no hicieron acto de presencia el primer año de Luis Enrique. Ello posibilitó que el equipo realizase una primera vuelta repleta de rotaciones que, pese a algunos malos resultados y problemas de identidad en el juego, finalmente desembocaron en un once imborrable que lo ganó absolutamente todo a partir de la crisis de Anoeta. Esta serie de inconvenientes ha complicado sin remedio el trabajo de Pol este año.