Zidane o la bomba a Florentino Pérez a punto de estallar en el Real Madrid

El francés dejó el banquillo blanco en verano

Zidane ya lo sabía. La crisis blanca parece que no terminará jamás esta temporada. Si el inicio de campaña fue muy malo con Lopetegui a los mandos, no es mucho mejor con Solari en el banquillo.

El Real no levanta cabeza

Los blancos se encuentran a más puntos de distancia que el Barça que cuando el ex seleccionador español fue destituido a finales de octubre. Ahora mismo, son diez puntos de diferencia con un equipo culé que tampoco está siendo una apisonadora.

Más allá de los resultados, la imagen tampoco da lugar al optimismo. El juego de los blancos es mediocre y lento. Además, les falta en ataque un jugador que meta los goles que Cristiano Ronaldo aseguraba cada curso.

Cristiano Ronaldo celebra con Lucas y Sergio Ramos la fortaleza del Real Madrid de Florentino Pérez | EFE

Y si no fuese esto suficiente, la comunión entre grada y club cada vez es más fría. La asistencia a los partidos del Real Madrid en el Bernabéu ha caído en picado y en el club están preocupados por una posible falta de apego al equipo, cuentan desde dentro.

Zidane ya se lo olía

Todo esto se lo imaginó Zinedine Zidane cuando, sorprendentemente, anunció su marcha en verano, después de haber conseguido tres Champions consecutivas y ser muy querido por todos los estamentos del club. Florentino Pérez no se ha repuesto de ese golpe.

Nadie se imaginaba cuál pudieron ser esas causas, pero ahora parece que salen a la luz. El entrenador francés veía un equipo sin actitud, una plantilla caduca y dividida y futbolistas hartos de ganar.

La Champions, en los últimos años, salvó los muebles de temporadas muy irregulares y tapó lo problemas que ahora están saliendo a flote. Lo que más temía Zidane era marcharse por la puerta de atrás y completando un año vacío de títulos.

Por eso, decidió abandonar antes de que la tormenta explotará. Y parece que tuvo buen hacer, porque el transcurso de la temporada del Real Madrid invita al pesimismo. Y todo esto, Zidane ya se lo olía…