Sergio Ramos espera pacientemente su turno en la mesa de Florentino Pérez para ultimar los detalles de la extensión de contrato preparada para que el capitán termine su carrera en el Real Madrid.
El capitán blanco termina contrato en 2020 y la suya es una de las renovaciones clave para el presidente merengue. Tras el lío que vivieron Florentino y Ramos en el último acuerdo firmado por el central, ninguna de las partes quiere que se repita el problema.
Pese a esta predisposición al acuerdo, hay puntos del mismo que deberán negociar. Y Ramos ya ha hecho llegar a Florentino uno de los puntos principales sobre los que no piensa ceder un ápice. Quiere convertirse en el segundo jugador mejor pagado de la plantilla.
Por veteranía, galones e impacto en el juego, Sergio Ramos considera que debe estar tan sólo por debajo de Cristiano Ronaldo en la jerarquía merengue, y así se lo ha traslado a su hermano René Ramos para que se siente a charlar con el magnate blanco.
Un ascenso hasta convertirse en leyenda
Con Gareth Bale y Karim Benzema de capa caída, la exigencia de Ramos se entiende como la recompensa lógica a su rendimiento. Florentino tendrá que decidir si no quiere crear un nuevo cisma en el vestuario.
Sea hasta 2021 o hasta 2022 como pretende el sevillano –para entonces tendrá 36 años y podría retirarse del futbol o firmar un contrato millonario con la franquicia de David Beckham en Miami- Ramos deberá percibir una mejora sueldo.
La importancia del camero en el vestuario es indudable desde que asumiera el brazalete de capitán. Pero su evolución no ha parado ahí. El gol de Lisboa le encumbró a los altares del madridismo y proyectó su imagen por todo el mundo. Además, se ha convertido en el líder se la selección española.
Ramos es la representación perfecta de los valores del Madrid y se está esforzando por demostrarlo. Da la cara ante los medios cuando surge alguna polémica y en los últimos tiempos trata de desprender una imagen de respeto y elegancia que sorprende a sus seguidores.
