“¿Marco Asensio lo sabe?”. Isco calla. Sergio Ramos, también (y es bestial)

La polémica con el delantero mallorquín en el Santiago Bernabéu

Ojo que la que se puede liar en el Real Madrid en los próximos días puede ser de las gordas. De hecho, la pregunta de “¿Marco Asensio lo sabe?” circula ya por el entorno blanco como la pólvora.

El caso es que el delantero mallorquín se ha convertido, involuntariamente, en uno de los nombres destacadas en la actualidad blanca una vez la salida de Cristiano Ronaldo ya se ha consumado.

El lío con Marco Asensio

Y es que, como bien saben Isco Alarcón y Sergio Ramos, los días de marco en el Real Madrid podrían estar más que contados. La marcha de Ronaldo obliga al presidente del club, Florentino Pérez, a fichar, como mínimo, a un crack de primer nivel que supla al portugués.

Son tres los nombres que están en la terna de candidatos para ocupar la banda izquierda: Neymar, Hazard y Mbappé, que pese a que en el PSG juega en la izquierda, puede jugar en cualquiera de las dos bandas.

Lo que parece claro es que, llegue quien llegue, Asensio será el sacrificado de la plantilla de Julen Lopetegui. Por dos motivos. El primero, el ya citado, el de la posición. Y el segundo, el más duro para el jugador, por un tema puramente económico. Florentino necesita ingresos y la venta de Asensio le podría ayudar a afrontar el fichaje del galáctico.

Marco Asensio | EFE

El cerco se va estrechando

Lo cierto es que ya hacía muchos meses que este follón se estaba cociendo a fuego lento. El propio Marco es el que le ha hecho saber al club que no está dispuesto a pasarse otro año más esperando su oportunidad.

Es consciente que debe jugarlo todo para seguir creciendo y, si llega un galáctico, no tendrá minutos ni espacio en la plantilla para ser uno de los pesos pesados. Parece que sus miedos a que Florentino le ponga a un crack por delante se están cumpliendo.

De momento habrá que esperar a qué planes tiene Pérez, pero teniendo en cuenta que uno de los tres citados acabará llegando, lo más probable es que el mallorquín haga las maletas. Una venta que, si se acaba produciendo, puede poner el Real patas arriba.