Isco lo sabe: “Quería pegar a Zidane” (o la bronca de las broncas en el Real Madrid)

El andaluz y los pesos pesados presencian el asunto más feo vivido en el vestuario blanco

Mosqueo monumental. El intrascendente partido entre el Villarreal y el Real Madrid de la última jornada de Liga (2-2) todavía trae cola.

Estaba todo decidido, tanto para el Submarino Amarillo, que se había asegurado la presencia en Europa la próxima temporada, como para los blancos, que ya estaban pensando en la final de la Champions League de la semana siguiente.

Zidane sienta a Casilla y saca a su hijo Luca

Por eso Zinedine Zidane dispuso una alineación plagada de suplentes, sin pesos pesados, reservando a los mejores para el siguiente sábado. Pero fue un poco más allá. En la portería no solo dejó de poner a Keylor Navas, sino que dio la titularidad a Luca Zidane, su hijo, en detrimento de un Kiko Casilla que lleva esperando minutos toda la temporada como agua de mayo.

Luca Zidane

El portero esperaba tener su momento después de haber aceptado ser el suplente habitual toda la temporada. Un premio a su comportamiento, pues Kiko siempre ha evitado los conflictos. Pero nada más lejos de la realidad. El catalán tuvo que ver como el hijo del míster le pasaba por delante en la alineación.

Casilla “quería pegar a Zidane”

El asunto provocó el mosqueo impresionante del cancerbero, al que “tuvieron que agarrar porque quería pegar a Zidane”, tal y como explicó Cristobal Soria en El Chiringuito de Jugones, en un episodio desagradable que presenciaron todos en el vestuario.

Según el tertuliano, al futbolista no le sentó nada bien que Zidane no le permitiera despedirse de la afición. Pero lo más flagrante fue que Kiko estaba pendiente de jugar un partido más para cobrar un bonus establecido en su contrato por valor de 600.000 euros si llegaba a jugar cierto número de encuentros.

De hecho, tal fue la que se montó en el vestuario que, según explicó el sevillista, Florentino Pérez habría accedido a pagarle el extra igualmente con tal de apaciguar los ánimos caldeados del meta.