Florentino Pérez corta cabezas en caliente con la derrota del Real Madrid: los culpables

Los blancos pinchan contra el Betis y ya están a siete puntos del Barça

Cinco jornadas y siete puntos de diferencia con el líder. El Real Madrid ha perdido el factor sorpresa. Se ha convertido en un equipo predecible.

Cuanto más se dice que los blancos están a la altura del mejor Barça de la historia, el de la última década, más pesa la presión. Menos carbura el equipo.

Zinedine Zidane no fue capaz de cambiar un partido trabado desde el primer minuto contra el Betis (0-1). Apostó por cambios muy ofensivos en el segundo tiempo, pero todo siguió igual.

El conjunto andaluz plantó cara y aguantó la mirada al todopoderoso Madrid a lo largo de los 90 minutos. Y lo mató al final. La historia de siempre, pero invertida.

Quique Setién ganó la partida al técnico galo. Le pegó un auténtico rapapolvo.

Y ya van tres partidos en el Bernabéu. Tres encuentros sin conocer la victoria. Probablemente, la estadística más horrorosa de los últimos años.

Ni el regreso de Cristiano Ronaldo, tras cumplir los cuatro partidos de sanción, ni la irrupción de Marco Asensio en el segundo tiempo sirvió para ganar en Chamartín.

Parte del público se esfumó antes del pitido final mientras los galácticos de Florentino Pérez se desquiciaban. Minuto 90, cero a cero, cinco minutos de añadido. Y en el último suspiro, no llegó el testarazo de Sergio Ramos, desfondado. No. Llegó el gol de Sanabria.

Tras el encuentro, caras largas y enfados. Pero el mayor cabreo estaba en el palco. Florentino explotó y señaló a los culpables.

El primero, Zidane. El galo no consigue innovar el sistema de juego y ha permitido que la plantilla se debilite pidiendo las ventas de Morata y James Rodríguez.

Los blancos juegan a lo mismo que el año pasado, pero ahora son el equipo a batir. Y los rivales ya no les juegan de tú a tú. Les esperan atrás y se los terminan comiendo.

Cinco señalados por el ‘presi’

Zidane trató de remediarlo con tres cambios ofensivos que solo sirvieron para generar más caos y desorganización en el césped. Sin un medio campo claro, los delanteros no sabían donde colocarse.

Otro señalado es Cristiano Ronaldo, que regresó con la pólvora mojada y repleto de ansias. Ese Cristiano egoísta que no gusta en el Bernabéu. Tuvo muchas ocasiones, todas mal ejecutadas. Desperdiciadas. 

La defensa merece mención a parte. Sergio Ramos y Rafa Varane no sintonizan y simbolizan la endeblez defensiva. Son dos jugadores dispersos que dejan muchos agujeros al rival.

Y el otro elegido para marcar las diferencias, Isco Alarcón, se borró del partido. Tuvo una ocasión clara y poco más. Desde que renovó, se ha relajado.