El show de Sergio Ramos fuera de cámara en el Wanda trae cola en el Real Madrid

El capitán vivió un momento muy delicado lejos de los focos

El último derbi entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano dejó muchas imágenes para la polémica y el recuerdo, pero sin duda la más impactante de la del momento en que Lucas le rompió, literalmente, la nariz a Sergio Ramos.

Estaba siendo un partido bronco y sucio, pero fue en el minuto 38 cuando la cosa se fue de madre. Obviamente sin la intención de hacerle daño, el jugador el Atlético fue a despejar un balón y su bota impactó con la cara de un Ramos que se había tirado en plancha a por la pelota.

Ya desde el primer momento se advirtió que la cosa era seria porque Sergio enseguida empezó a sangrar. Tras varios minutos donde los servicios médicos del Real estuvieron atendiéndole, el central con un algodón en cada orificio nasal, pudo entrar a acabar la primera parte. Pero ya se veía que no andaba fino.

El llanto del capitán

Fue al entrar en el vestuario una vez acabada la primera parte cuando el capitán, viendo que no podía seguir jugando y que tenía la nariz rota, rompió a llorar. La impotencia por no seguir jugando en el primer derbi en casa del eterno rival de la ciudad pudo con él.

De hecho, no solo era un llanto triste sino que también tenía una parte muy importante de rabia. El defensa no entendía como una patada en la cara dentro del área no hubiese sido castigada con penalti.

Las palabras del capitán blanco fueron estas: “Estoy roto y no pitan nada, cuando fue un penalti muy claro. Me pegan un patadón, me destrozan la nariz y no pitan el penalti”. Unas palabras que muestra la indignación de un Ramos que tuvo que ver como la segunda parte no mejoraba y su equipo no pasaba del empate.

Una situación muy difícil

Y es que el llanto de Ramos no era tanto por el dolor de la fractura, que también, sino por saber que no podía seguir jugando en uno de los partidos más importantes de la temporada. Sergio sabía que los tres puntos del Wanda eran importantísimos para no descolgarse en la clasificación.

Pero finalmente los de Zinedine Zidane tuvieron que conformarse con un empate a cero que beneficia que los aleja aún más del máximo rival, el FC Barcelona, que marcha líder en solitario a nada más y nada menos que diez puntos de los blancos.

Una situación que se antoja muy difícil de arreglar para Zidane. De momento el entrenador ya sabe que no podrá contar con su mejor defensa de cara al partido de Champions ante el Apoel de Nicosia. Un partido que los blancos deben ganar sí o sí sino quieren complicarse la clasificación para los octavos.