El feo de Cristiano Ronaldo a Gareth Bale que ensucia el Celta-Real Madrid

Los pupilos de Zidane se estampan en un nuevo planteamiento desafortunado en Balaídos

Primera rabieta del año. Cristiano Ronaldo no tiene remedio. Él es así, y así seguirá. Para lo bueno y para lo malo. Cuando no es el rey de la noche, sufre mucho.

La estrella del Real Madrid aspira siempre a eso: ser el protagonista. Cuando otro, como por ejemplo Gareth Bale, le roba protagonismo su semblante se entristece. Su ego se debilita.

Pero también es cierto que así es como alimenta CR7 su elevado ego. Como siempre quiere ser el mejor, constantemente trabaja para volverlo a lograr. En ese sentido es insaciable.

En Balaídos, el luso estuvo espeso. Fallón. Perdió balones, no conectó y le superaron en las acciones individuales. El Celta de Juan Carlos Unzué supo frenar al crack blanco y al Madrid con un valioso empate (2-2) gracias al gol de Maxi (’82).

Bale dio la cara con dos goles

Más costó detener a Bale. El galés, aquejado de lesiones desde que arrancó el curso, parece estar al fin perfectamente recuperado.

El galés fue el mejor arma de Zinedine Zidane para contrarrestar el gol inicial del Celta, obra de Wass (’33). El Expreso de Cardiff reaccionó con dos goles consecutivos (’36 y ’38). Letales.

Y sus compañeros lo celebraron. Se acercaron a Bale para darle mimos, necesarios y merecidos después de una etapa difícil que parece dejar atrás. Menos él. CR7 pensaba en sí mismo.

En el primer gol no le dijo ni una palabra. Le pillaba demasiado lejos como para acercarse a felicitarle. Ronaldo prefería guardar energías para buscar su tanto.

¡A 16 puntos del Barça!

Al anotar el segundo, el que suponía la remontada, ya no colaba la excusa de la lejanía. Estaban más cerca y no evitó el contacto. Le dedicó una caricia fugaz. Fría. Luego llegó el jarro de agua también fría y su cara fue un poema. 

Ronaldo tiene el ansia de protagonismo de siempre, pero su cabeza está fuera. Igual que el Madrid con respecto a la Liga: a 16 puntos del Barça con un partido menos.

Una vergüenza para un Madrid que decía aspirar a los seis títulos de seis posibles en una temporada. Una vergüenza para el vigente campeón, que se hunde en la tabla por detrás de Atlético y Valencia.