Dani Ceballos calienta el empate del Real Madrid con un palo a Zidane

El centrocampista estalla en el vestuario

Espectador de lujo. Dani Ceballos volvió a ver este domingo el partido desde el banquillo. Otra vez, el andaluz no tuvo ni un minuto. Y ya son cinco partidos para el ex del Real Betis sin oler el once titular.

De hecho, su última actuación fue ante el FC Barcelona, cuando salió en el minuto 80 del partido de vuelta en sustitución de Toni Kroos, y con el partido y el título totalmente decididos.

Y es que Ceballos empezó la pretemporada saliendo desde el inicio. Pero unas molestias le dejaron fuera del segundo partido y desde entonces ha ido de más a mucho menos.

Quiere más

Dani ya sabía a lo que venía. Cuando tuvo que decidir entre Real Madrid y FC Barcelona se lo dejaron claro: en el Barça iba a jugar más, pero cobrar menos, mientras que en Chamartín iba a tener una ficha muy superior, pero no iba a estar entre los titulares. Al menos a corto/medio plazo.

No obstante, Ceballos esperaba tener alguna que otra oportunidad. Sobre todo en partidos como el del Valencia, donde podría haber entrado de revulsivo. El centrocampista opina que era un partido para él. Pero da igual como esté el partido. Ceballos nunca es la opción para dar refresco al equipo.

No se corta

La situación tiene mosqueado al jugador, que no entiende para qué ha fichado por el Real si no tendrá oportunidades. Más aún cuando la opción de Zizou para cambiar el rumbo del encuentro fue dar entrada a Borja Mayoral. El jugador no se mordió la lengua con su círculo cercano en el vestuario para decir lo que pensaba sobre la decisión del técnico.

Con todo, la cara del jugador lo decía todo a medida que se acercaba el final del partido y veía mermadas sus opciones. Y su malestar no pasó desapercibido en el vestuario, donde algunos ya saben del carácter difícil del ex bético. Los que le conocen bien saben que Ceballos no tiene problemas en decir lo que piensa.

El trabajo será ahora para Zidane, que tendrá que hacer uso de su mano izquierda para calmar al media punta y hacerle entender que esto no ha hecho más que empezar, y que tarde o temprano tendrá sus oportunidades.