Cristiano Ronaldo hace amigos: “Está acabado” (o el chivato en el Real Madrid)
El luso vuelve a estar en el punto de mira
Más líder. La Juventus de Turín ganó el tercer partido de la temporada en el Scudetto, antes del parón por selecciones, y ya es líder en solitario con 9 puntos, dos por encima del Sassuolo y tres más que la Fiorentina, tercera.
Los bianconeri están volviendo a demostrar así que no hay quien les tosa en el Calcio y que, si no ocurre nada extraordinario de aquí a final de temporada, ganarán otra liga italiana.
Cabe decir que uno de los objetivos principales de los transalpinos es la Champions League, en la que han jugado dos finales en los últimos cuatro años obteniendo el mismo resultado: derrota. Y es que la Juve es el equipo que más finales ha perdido de la Copa de Europa. Solo han ganado dos veces de las ocho que han jugado. La orejuda es el título maldito en Turín.
La Juventus de Turín se centra en la Champions
Por eso quieren dejar vista para sentencia la competición de la regularidad antes de que lleguen los choques complicados de la Liga de Campeones. No quieren estarse preocupando del título local.
Sin embargo, los tres partidos disputados hasta ahora tienen una nota muy negativa. Esta es Cristiano Ronaldo, que todavía no ha marcado ningún gol vestido de bianconero.
El luso ha disputado todos los minutos desde que está a las órdenes de Massimiliano Allegri, pero hasta ahora sus registros se limitan a una asistencia.
En Madrid se acuerdan de Cristiano Ronaldo
El asunto no pasa desapercibido en el vestuario del Real Madrid, donde andan muy pendientes de su excompañero. Y es que son muchos en el conjunto blanco lo que piensan que Cristiano “está acabado”. Y es que si ya le quedaban pocos apoyos a CR7 en Chamartín cuando salió por la puerta de atrás, ahora solo es Marcelo el que no le ha dado la espalda y mantiene contacto con el luso. Es el brasileño el que le explica el pensar en el Real sobre el portugués.
Y ojo, porque el carácter de Cris ya le está trayendo los primeros problemas en Turín. Como ocurría en la capital, al vestuario italiano no le gusta el egoísmo y la prepotencia que gasta el de Madeira, así como tampoco que se obsesione con su gol y la victoria gracias a él en lugar de pensar en el colectivo.