Chivatazo a Florentino Pérez: los dos jugadores del Real Madrid que no se hablan

Aparecen las primeras malas caras en el vestuario de Zidane

La pretemporada ha traído las primeras rencillas al Real Madrid. O más bien ha resucitado, porque los problemas surgidos en los últimos días no son más quela herencia de la temporada pasada.

Zinedine Zidane está atado de manos. Conoce la norma no escrita en el Real de que si los cracks están en condiciones de jugar deben entrar en el once por decreto. Gareth Bale es el ejemplo claro de la ley que se sigue en Chamartín. A pesar de no dar el rendimiento esperado, ha sido titular desde que llegó siempre que las lesiones se lo han permitido.

Pero la irrupción de los jóvenes cracks blancos la temporada pasada ha puesto en el punto de mira esta ley no escrita. Las actuaciones que firmaron Marco Asensio e Isco Alarcón cuando el míster les dio la oportunidad dejaron claro que si alguien merece entrar de inicio en los partidos son ellos.

Por decreto

En este sentido, ambos esperaban que esta campaña algo cambiara en la casa blanca y Zidane les daría los minutos merecidos. Pero los partidos de pretemporada han dejado claro a los media puntas que todo sigue igual en Concha Espina. Si Bale está para jugar, jugará. Aunque apenas toque tres balones, como ocurrió en el clásico amistoso disputado en Miami.

Unos privilegios que están dejando a Bale aislado en un vestuario en el que únicamente mantiene relación con Luka Modric –ex compañero suyo en el Tottenham-, con Mateo Kovacic y poco más.

Malas caras

Con Marco Asensio no tiene feeling. Apenas cruzan alguna palabra. Igual que con Isco Alarcón, con el que apenas habla cuando es estrictamente necesario. La relación de los dos internacionales españoles con el galés es estrictamente profesional y fuera del vestuario no se cruzan ni la mirada.

La causa, no obstante, no es exclusivamente el recelo de Asensio e Isco. El británico ve a ambos futbolistas como una amenaza. Sabe que si la paciencia de los responsables se agota se terminarán los privilegios para él. Al final pesan los títulos, y el año pasado el Madrid no le echó mucho de menos en el doblete.

Florentino es conocedor del asunto, y por eso no cierra las puertas a una posible salida del galés. El mandatario no quiere que a Zidane se le reproduzcan los problemas de la temporada pasada, además de que el montante que ingresaría por Bale le iría de perlas para ir a por alguno de los galácticos que figuran en la agenda blanca.

El futbolista, que tampoco ve que en el Madrid llegue a pegar la explosión que se esperaba de él, también prefiere salir antes de verse relegado al banquillo. Las Supercopas serán el termómetro que medirá en qué punto se encuentra Gareth en el Real Madrid.