Zidane se queda solo en el regreso a Madrid

Los jugadores desconfían cada vez más de un técnico que quiere salvar su imagen

La sinceridad de Zinedine Zidane tras la victoria del Real Madrid en Las Palmas ha provocado un nuevo agrandamiento en el distanciamiento entre técnico y jugadores. «Así no vamos a ninguna parte», «tenemos que jugar mejor» y «es nuestro juego el que me molesta» fueron algunas de las respuestas del entrenador en sala de prensa. Balones fuera. La culpa, de los jugadores.

El efecto Zidane se ha diluido cual terrón de azúcar en una taza de café. El técnico ascendió del Castilla con el objetivo de calmar los ánimos, devolver la paz al vestuario, conciliar. El buen rollo con los futbolistas fue la tónica de las primeras semanas, y la clave para que los capos del vestuario apostaran por él como sustituto de Rafa Benítez. Pero todo ha cambiado.

Acusaciones cruzadas

Zizou pronto ha visto que el problema es mucho más grave de lo esperado. En las últimas semanas, los futbolistas lo miran con recelo. Ya no se fían. Observan que se han quedado sin excusas y que es el mismo entrenador quien los señala. Con palabras, y con gestos, como demuestran sus últimas alineaciones. Están expuestos ante club y afición.

Los pesos pesados del Real Madrid no comparten la nueva actitud de Zidane. Ellos se defienden con la mala planificación de la temporada y comentan del nuevo técnico que con sus declaraciones logra lo contrario de lo que se propuso: ser una piña para ir a por la Champions. Los jugadores deslizan, del mismo modo, que ninguno de ellos ha salido a criticar la poca experiencia de Zizou. Piensan que está muy verde, pero callan.