Zidane no sustituirá a Benítez

La cúpula del Madrid continúa respaldando al técnico, pero se lo replanteará si el equipo vuelve a tropezar contra el Rayo o la Real Sociedad en el Bernabéu, o cae en Valencia con el nuevo año

Zinedine Zidane no se sentará en el banquillo del Santiago Bernabéu si Rafa Benítez es destituido. No esta temporada. O eso, al menos, es lo que piensan, hoy por hoy, en los despachos del club blanco. Benítez ha perdido todo el crédito que tenía –si lo tuvo alguna vez– entre la mayoría de los socios y aficionados madridistas. Pero cuenta con el aval más importante: Florentino Pérez. El presidente está convencido de que la causa de la crisis no reside únicamente en el técnico. Que los jugadores también tienen parte de responsabilidad. Y basa su aserto en la transformación radical que ha sufrido el equipo en encuentros como los jugados contra el Atlético de Madrid, Celta, UD Las Palmas, Sevilla y Villarreal, donde el Real Madrid pasó de doctor Jekyll a míster Hyde.

El problema capital del Madrid, hoy, es el desconcierto y las dudas de los jugadores respecto al entrenador. Abarca a todos los escalones de la plantilla y están generados por el carácter de Benítez, muy distinto de su antecesor Carlo Ancelotti. El técnico madrileño es competente en su trabajo, pero en la relación con los futbolistas se muestra frío, a veces distante, con poca bonhomía en el trato personal y obsesionado, sobre todo, con el tecnicismo. El ex jugador del Liverpool y actual centrocampista de Los Angeles Galaxy Steven Gerrard define muy bien a Rafa Benítez en su libro biográfico Steven Gerrard, My Story: «Ha sido el mejor entrenador táctico que he tenido». Aunque añade: «Nuestra relación de trabajo era ultraprofesional». «Éramos como el fuego y el hielo», dice.

No hay táctica sin jugadores

Que el Madrid haya dilapidado la segunda oportunidad que le había concedido el Barça con sus dos empates ante el Valencia y el Dépor, unido al despropósito administrativo de la Copa –no achacable a él–, y que se traicionara en el clásico, sólo han hecho que agravar la situación. Que se pegara un tiro en el pie utilizando jugadores en los que no cree para mantener el ecosistema de la plantilla también le ha perjudicado. «Hay todavía gente que piensa que los técnicos ganan los partidos; se equivocan, no hay táctica sin jugadores y creo que eso no tiene discusión», escribe Maradona en su libro Yo soy el Diego. Máxima que parece haber olvidado Benítez en su búsqueda del equilibrio.

Contra el Barça en el Bernabéu colocó a Toni Kroos cuando lo que le pedía el cuerpo era alinear a Casemiro, como en El Madrigal. El librillo de Benítez dice que hay que colocar a tres centrales –con un medio centro defensivo que se incruste entre ambos– y dos carrileros que den profundidad y amplitud. Y el alemán no se encuentra cómodo en esa posición. Su hábitat es la zona de creación. Como en su etapa del Bayern Munich y donde mayor rendimiento ha sacado en la selección alemana. De ahí sus diferencias con el entrenador. Kroos no se ve de Casemiro. Y si Kroos no hace de Casemiro es difícil implementar el 4-4-2 cuando el Madrid defiende, y mucho más complicado desplegar en ataque el 4-3-3 si el rival, como ha pasado hasta ahora, es de entidad. O correoso.

El desequilibrio empieza por la BBC

Gareth Bale es otro caso paradigmático. Es un zurdo que juega por la derecha. Sus dos únicas jugadas de peligro contra el Villarreal nacieron en la banda izquierda. Pero Benítez insiste en colocarlo a la derecha de la vanguardia porque Cristiano Ronaldo no quiere hacer de 9. Con Bale, Benzema y Cristiano, el Madrid pierde capacidad defensiva. Por ahí empieza el desequilibrio.

Isco y James no terminan de convencer al técnico. Sus entradas y salidas del equipo han llevado a ambos a indisponerse con Benítez. Los dos se consideran titularísimos. El malagueño ha marcado tres goles y ha dado ocho asistencias en los 20 partidos que ha disputado esta temporada. Pero en algunos encuentros ha estado por debajo de su nivel. James se lesionó con Colombia en el primer parón FIFA y recayó un mes más tarde en vísperas del derbi ante el Atlético. Sólo ha jugado siete partidos de Liga, dos de ellos como suplente: frente al Sporting (0-0) y el Sevilla (3-2).

El estrambote de la clase media

El estrambote final está en la clase media, en los teóricos suplentes. También los tiene de culo. Frente al Getafe (4-1), Lucas Vázquez realizó un trabajo espectacular como lateral derecho. Frente al Villarreal, sin embargo, prefirió al brasileño Danilo que apenas aportó nada en ataque, y en defensa, fue claramente superado por Denis Suárez. Nacho, otro que tal. En Liga, ha jugado siete partidos, seis como titular, ya fuera como central –sustituyendo a Ramos–, o como lateral izquierdo, como en Sevilla –la única derrota–. Siempre con buena nota. En El Madrigal, Rafa Benítez optó por Sergio Ramos, que no está en su mejor momento –el caño de Bakambu, impresionante–, en vez del madrileño. En cuanto a Jesé, se parece al Guadiana: no tiene confianza porque le faltan minutos. Y Denis Cheryshev, al que Benítez le prometió que jugaría cuando descansara Cristiano, apenas ha jugado 35 minutos en Liga ante el Granada (14′) y Celta (21′). Y cuando lo ha hecho hubiera sido mejor no hacerlo: se olvidó de que le habían sacado tres tarjetas en la Copa con el Villarreal.

Benítez cuenta con el «apoyo incondicional» de Florentino Pérez. De momento. Los próximos compromisos del Madrid, ambos en el estadio Santiago Bernabéu, parecen, en teoría, asequibles. Frente al Rayo, el domingo a las 12 horas; y Real Sociedad, el jueves 30, a las 16 horas. Ahora bien, si los blancos vuelven a caer en Mestalla frente al Valencia CF, el 3 de enero, Rafa Benítez puede darse por destituido. Y su sustituto no estará en el Alfredo Di Stéfano.