Pelea de gallos en el vestuario del Madrid por la final de San Siro

Los egos más profundos del club blanco empiezan la pugna por llevarse la gloria

La gloria de la victoria es uno de los principales anhelos del deportista de élite. Muchos se conforman con el éxito colectivo, pero algunos algo más ególatras necesitan sobresalir también por sus individualidades. Es el caso de los cuatro principales gallos del gallinero madridista: Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Karim Benzema –el que menos– y Sergio Ramos.

Los cuatro han empezado ya la carrera individual hacia la final de Milán, conscientes de que marcar el gol de la victoria, el gol de la Undécima les reservará un lugar de honor en la historia del fútbol y, además, un reconocimiento a nivel económico y publicitario ideal para engordar sus cuentas bancarias. Sergio Ramos es el que mejor lo sabe, y está deseoso de repetir aunque este año llega a la finalísima en un estado de forma muy inferior al que exhibió en Lisboa ganando la Décima.

Cristiano Ronaldo quiere llevarse la gloria de marcar el gol de los goles. Si bien mojó en Lisboa, son mucho más recordados los tantos de Ramos y Bale, así como la soberbia actuación de Ángel di María. Cristiano marcó, y ganó el Balón de Oro, pero no cuajó una actuación brillante ni mucho menos. Cree que ha llegado la ocasión de lucirse y, de paso, de firmar otra renovación dorada.

El que más lo merece

Gareth Bale es quién debe tratar de impedírselo. El galés sabe que una final mágica del portugués es sinónimo de más Cristiano para rato, y considera que ya es hora de que su compañero se haga a un lado para dejarle asumir los galones y el liderazgo del Madrid. Bale tiene una cosa: facilidad para marcar en citas señaladas. Le falta otra: tirón publicitario.

El menos ególatra de los cuatro es Karim Benzema. El francés, sin embargo, es probablemente el que más merece cuajar una actuación destacada en la conquista de la Undécima. Benzema ha pasado un mal año en lo personal, afectado por el caso Valbuena y muy criticado en su país. Se quiere desquitar de todo ello con un recital de fútbol que, por un lado, podría reabrirle las puertas de la selección gala y, del otro, asegurarle una continuidad en el Madrid que ha estado cuestionada.