Messi acusa o “Es la manzana podrida del Barça” (y ojo con la sorpresa)

El delantero argentino no se muerde la lengua

El palo que se llevó la pasada noche el Barça ante el Leganés fue de los duros. De hecho, el despropósito de los azulgrana fue tan bestia que algunos ya recordaron los sucedido en Roma la temporada pasada.

Y es que el panorama no fue muy diferente. Los de Ernesto Valverde se adelantaron con un gran gol de Philippe Coutinho, pero una vez conseguido el gol, la gestión de la ventaja fue más que decepcionante. Como en Roma.

Un partido en el que se vio a un Barça falto de ideas, con una defensa que hace aguas desde hace tiempo e inoperante en ataque. Con Jordi Alba y Luis Suárez en el banquillo hasta bien entrada la segunda parte, los culés naufragaron. Por suerte para sus intereses, al poco rato era el Real Madrid el que hacía lo propio en el Sánchez Pizjuán, pero el daño ya estaba hecho.

Leo Messi la lía

Tanto es así que, tal y como cuentan desde dentro, el cabreo de Leo Messi al acabar el partido fue muy gordo. El argentino, hoy ya primer capitán del equipo, está que trina, y no ha dudado en apuntar a los que, en su opinión, son los principales culpables de todo.

De hecho, la frase de “Es la manzana podrida del Barça” ya circula también por las redes sociales. ¿De quién hablan? Pues ni más ni menos que del presidente del club, Josep Bartomeu, el artífice de una plantilla que está completamente descompensada y de poner en el banquillo a un técnico que no encaja con las líneas maestras que se exigen en el Camp Nou.

Josep María Bartomeu, presidente del FC Barcelona. | EFE

Y es que Valverde es un entrenador conservador. Ya la temporada pasada dejó claro que el sistema en el que se sentía más cómodo era un 4-4-2 que nunca convenció a la parroquia blaugrana.

Ernesto basó su juego en la efectividad y en cubrirse las espaldas. Con Messi y Suárez arriba, lo importante era proteger la portería. Una táctica que dio sus frutos en España, pero en Europa no fue suficiente. Ni de lejos.

Cada vez peor

Esta temporada, quizás consciente que desde la grada se pide un juego más veloz y más llamativo, el vasco ha optado por instaurar un 4-3-3 en el que falta mucha táctica. Por mucho que los jugadores estén situados en ciertas posiciones, los equipos rivales no tiene problema en desarbolar a un equipo en el que Sergio Busquets está muy solo en la media, los centrales sufren corriendo hacia detrás y la delantera depende de la inspiración de Messi.

Y todo ello tras un verano en el que la directiva ha ido más a por oportunidades de mercado que a cubrir las necesidades reales del equipo. La nimia de centrocampistas es enorme y, por otro lado, faltan defensas. El lateral derecho es un problema, y Jordi Alba y Piqué no tienen sustitutos.

Arriba, Munir no tiene nivel y Dembélé combina goles extraordinarios con partidos para olvidar. Y todo ello con un Valverde que no sabe gestionar partidos desde el banquillo y que, encima, ya se está ganando la antipatía de los pesos pesados. El lío en el Camp Nou es considerable. Y Messi apunta al palco.