Luis Enrique despelleja a Messi (y sale matando del Barça)

El técnico asturiano ha vivido un sueño rodeado de falsedades

El sueño de Luis Enrique Martínez termina. Se ha dado cuenta de que hay cosas más bonitas que entrenar al FC Barcelona. No todo es el dinero.

Lucho ama al Barça. Es su club y lo dice orgulloso. Pero ha descubierto muchas cosas de su club que no le gustan. Muchas falsedades.

La más bestia de todas ha venido, según cuentan desde el entorno del técnico asturiano, de Leo Messi. El astro argentino le ha dedicado una calurosa despedida, pero se siente traicionado.

En los últimos años se han visto varias imágenes de ambos demostrándose cariño y afecto mutuo. En cuenta gotas, pero iban llegando. La última fue en la Copa del Rey y con un mensaje de agradecimiento a través de las redes sociales.

Y eso que llegó un momento en que parecía que se iban a matar. Ambos protagonizaron una lucha feroz en enero de 2015. Una bronca monumental. La discusión que originó el triplete.

Luis Enrique estuvo a punto de ser despedido. Messi pidió su cabeza. Pero el presidente Bartomeu intermedió con acierto en aquella ocasión logrando un consenso.

El acuerdo consistía en que Lucho acabaría la temporada y, en función de cómo fuesen las cosas y de los resultados obtenidos, el club tomaría una decisión consensuada con Messi.

El crack de Rosario puso todo de su parte para arreglar la situación. Decidió pasar a ocupar la banda derecha por iniciativa propia y el juego azulgrana se desatascó.

Quejas en el vestuario

La historia es de sobra conocida: llegó el triplete y una retahíla de risas y abrazos que sirvieron para prolongar la estancia de Luis Enrique. Hasta que el vestuario ha dicho basta.

La relación no es mala, pero tampoco todo lo fluida que debería ser. Messi y Lucho se llevan bien, pero los jugadores se quejan de lo difícil que es trabajar con el asturiano.

El desgaste de todas las partes era evidente. Como es una evidencia que Messi no va a marchar del club. Todo indicaba que Lucho debía marchar y por ello la directiva nunca intentó retenerlo.