Los negocios de Vilarrubí, investigados

El vicepresidente del Barça tendrá que dar explicaciones por su participación en la sociedad Restaurants de Cerdanya

En los años 90, el actual vicepresidente del FC Barcelona Carles Vilarrubí decidió participar en la sociedad Restaurants de Cerdanya «junto a otros amigos» para «respaldar económicamente a un restaurante de prestigio en la zona, como era Torre del Remei, Relais Chateaux y pionero de la Guía Michelin». No es un rumor: así se expresaba el mismo Vilarrubí en un comunicado después de que la policía, por orden del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata, registrase su casa y sus oficinas en busca de información sobre operaciones de unos 400.000 euros entre cuentas andorranas de Jordi Pujol Ferrusola y Restaurantes de la Cerdanya.

El empresario y directivo culé, que hace escasos días declaró ante el magistrado como imputado en el sumario contra Jordi Pujol Ferrusola, se sacaba las pulgas de encima afirmando que él jamás fue administrador, apoderado o representante legal de Restaurants de Cerdanya, sino sólo un socio más y «representante social». Por supuesto, «ignoraba por completo la existencia de cuentas corrientes en Andorra a su nombre [de la empresa]».

Operación inmobiliaria

Pero, de rebote, Vilarrubí admitía con eso su participación en un gran pelotazo de los 90. Para empezar, la Torre del Remei es un idílico hotel en la falda del Pirineo en el que importantes cargos del Gobierno catalán recalaban durante fines de semana enteros. Este «apoyo» gubernamental se completó con otro más crematístico: una operación inmobiliaria que llenó los bolsillos de los socios de Restaurants de Cerdanya.

A mediados de los 90, justamente cuando Vilarrubí y otros socios aterrizan en la compañía, el Institut Català del Sòl (Incasol) compró una finca rústica adyacente a la Torre del Remei por 117 millones de pesetas, un precio considerado entonces muy elevado. ¿Para qué esa compra? Parece ser que para nada. A partir de entonces, esa porción de tierra sirvió solo para ser el aparcamiento de los vehículos que llegaban a la Torre del Remei y para pastar el ganado. Curioso: la compra de los terrenos tuvo lugar en septiembre de 1993, justamente cuando Vilarrubí llegaba a la compañía.