Lewandowski, con enemigos en el vestuario del Madrid antes de poner un pie en el Santiago Bernabéu

El delantero del Bayern tiene a los pesos pesados de la plantilla blanca agitados

Ojo con Lewandowski. Las últimas noticias que colocan al polaco en la órbita del Madrid han desatado la tensión en el vestuario del Real. A la caseta han llegada filtraciones desde las alturas que apuntan a que las conversaciones entre el agente del atacante del Bayern y el club blanco no son moco de pavo, al contrario. Florentino Pérez ha tomado el mando de las negociaciones con una premisa clara y única: si Robert quiere jugar en el Bernabéu, jugará. 

La proclama del presidente corre como al pólvora por la plantilla blanca. Pérez ha pedido al atacante forzar, cuando toque, su posición en el Bayern. Una declaración pública que ponga al Real como su preferencia que abriría las negociaciones con al entidad alemana de par en par. Una llegada que, avisan en el club, apunta a Crsitiano Roanldo y Benzema. 

Lucha de poderes

La BBC debe saltar por los aires para que Lewy se vista de blanco. Un movimiento que ha creado tensión en el grupo, especialmente en el caso de CR7 que después de darse una vuelta, de la mano de Jorge Mendes, por Europa ha visto in situ que no todo el monte es orégano: PSG y United no niegan su interés por alinear al luso, pero marcan condiciones que no mejoran las que tiene sobre la mesa en el Madrid. Sus problemas crónicos en la rodilla, superar la treintena y un arranque de temporada con grandes actuaciones únicamente contra equipos de medio pelo, ponen en duda el liderazgo de un Ronaldo que es visto como una magnífica operación de marketing, pero, y también, como un dudoso activo en lo deportivo. 

La proclama del portugués tras el encuentro frente al Malmoe -«Me quedo aquí»- ha sido leída en los despachos del Real como un aviso a navegantes: a Ronaldo no le ha gustado un pelo el tonteo de Pérez con el agente de Lewandowski. Ni saber que el representante del polaco pide hacer tabla rasa para apostar por el Real a ojos cerrados: el delantero del Bayern quiere encontrarse el camino limpio de egos, en concreto el de Cristiano con quien no querría coincidir. Ronaldo toma nota.