La última rebelión en el Real Madrid: del no caliento en el banquillo al calentón en el vestuario

Rafa Benítez provoca un nuevo incendio con sus controvertidas decisiones

Poco dura la alegría en casa del Real Madrid. Pronto se ha esfumado la esperanza tras golear al Getafe y recortar dos puntos al Barça, y el júbilo por endosarle ocho goles al débil Malmoe en la Champions. La derrota en Villarreal deja consecuencias casi irreparables y un nuevo incendio en el seno del vestuario madridista. El protagonista de estas llamas es el siempre discreto Toni Kroos. Pero hasta él tiene un límite.

Kroos repitió suplencia en El Madrigal. No jugó ni un minuto. Benítez apostó por Casemiro para dotar de firmeza defensiva al equipo. Ocurrió todo lo contrario. El Villarreal se plantaba en tres toques ante los dominios de Keylor Navas. Lejos de hacer variaciones en el descanso, el técnico de Parla repitió once en el segundo acto. Mejoró algo. Muy poco. Y mientras la BBC sigue intocable (Bale terminó de lateral ante las molestias de Marcelo, algo que no agradó demasiado al galés), Kroos fue la última opción para el centro del campo.

Mateo Kovacic e Isco Alarcón entraron en el campo en el segundo acto para mejorar el control del juego y la circulación de balón. Kroos no quiso ni salir a calentar, molesto con su situación en el equipo. Es su cuarta suplencia, tras ver desde el banquillo todo el encuentro ante el Espanyol, descansar esta semana ante el Malmo y salir en la reanudación ante el Shakhtar. Tampoco fue convocado al esperpéntico partido de Copa ante el Cádiz. En El Madrigal, a punto estuvo de explotar en vestuarios. Caras largas, palabras escasas. Un fuego que toma altura. Lo cierto es que el centrocampista exhibe su peor versión desde la llegada de Benítez. «Benítez se ha cargado a Kroos», dice Bernd Schuster.