La pataleta de Cristiano Ronaldo en el vestuario del Real Madrid

El Bicho mostró su peor versión tras la clasificación; ni siquiera se puso la camiseta conmemorativa

Hay gente con mal perder y, otra, con mal ganar. Es el caso de Cristiano Ronaldo, futbolista tan autoexigente que jamás es feliz con lo conseguido. La clasificación para la final de la Champions le sabe a menos si él no ha sido protagonista con algún gol o jugada destacada. La pataleta que CR7 comenzó en el césped siguió en vestuarios.

Ronaldo tenía un rostro de felicidad forzada ante la presencia del colchonero Felipe VI y de la infanta Sofía. Esbozaba una sonrisa de desconsuelo. Ni siquiera aceptó ponerse la camiseta conmemorativa de Adidas, prenda que sí se enfundaron los demás compañeros y que lucía el lema «a por la undécima -only perfect coints-«.

Cristiano solo es feliz si marca gol. Goles. Muchos. Si se las ponen como a Fernando VII. Si se lleva todos los elogios y acapara todas las portadas. No es así en esta ocasión. Gareth Bale le ha comido la tostada. Ha aprovechado la dolencia muscular de Ronaldo para erigirse en el líder del equipo. El Bicho empieza a asumir que el Balón de Oro 2016 también será para Messi.