La negociación de Pep Guardiola para volver al Barça depende de tres bombas descomunales

Las condiciones que marcan el regreso del catalán al conjunto culé

Por decirlo de alguna forma suave, el futuro de Quique Setién en el banquillo del FC Barcelona está en el aire. Porque en realidad se podría decir que está sentenciado.

El técnico cántabro no ha podido llevar a cabo los planes que anunciaba cuando llegó al conjunto de la capital catalana. El míster no ha podido cumplir sus objetivos y se ha visto abrumado por la influencia del vestuario azulgrana y se suma a la lista de Ernesto Valverde o Luis Enrique.

Temporada a la basura

Tanto es así que en la directiva ya le están buscando relevo. Solo ganar la Liga y la Champions League le mantendría en el puesto. Y por mucho que Gerard Piqué vaya espoleando a la afición con sus mensajes en las redes sociales, después de lo visto hasta ahora tras el parón por el coronavirus, se hace difícil imaginar que el equipo azulgrana vaya aumentar su palmarés este curso.

La actitud de los jugadores no ha cambiado desde antes del COVID-19. Y a algunos como a Samuel Umtiti o Antoine Griezmann se les ve más pinta de ex jugadores que de futbolistas que quieren ganar algún título.

Más chapuzas

A todo ello se suma una gestión nefasta por parte de la directiva. El caso de Arthur es solo la guinda del pastel. Cambiar a un jugador que hace dos años era el futuro del club por un señor de 30 años como Pjanic, que inicia su última etapa deportivo, solo para cuadrar las cuentas del club, es buena prueba de la inaptitud en la gestión de la entidad catalana. Y ojo, porque no es la primera vez que ocurre. El curso pasado ya se dio una situación similar con Jasper Cillessen y Neto.

Con todo, el panorama para el curso que viene no pinta nada bien. La operación de Arthur no es más que un paso atrás en la evolución del equipo. Una prueba más de que esta junta va dando bandazos de un lado al otro, sin un objetivo y un rumbo claros.

Bartomeu busca un salvavidas

Así las cosas, a los responsables apenas les quedan balas en la recámara para recuperar la ilusión de una afición decepcionada con como se han dilapidado los mejores años de Leo Messi y que se ve a las puertas de varios años de travesía por el desierto, al nivel de lo que se vivió con Joan Gaspart a principios de los 2000.

En cualquier caso, sí hay una opción que podría devolver el crédito a la directiva y la sonrisa a los socios. Una que en las últimas horas ha ganado mucha fuerza en la ciudad condal.

Guardiola gana enteros

Hablamos del regreso de Pep Guardiola al Camp Nou. Desde su salida de la entidad azulgrana, la vuelta del de Santpedor al Barça ha sido motivo de especulación en varias ocasiones. El técnico siempre señaló que su paso por el banquillo culé era una etapa terminada y que ni se la planteaba.

De Bruyn Guardiola

Pero lo ocurrido en este 2020 ha reabierto el debate sobre su posible vuelta. Empezando por la sanción de la UEFA al Manchester City que le prohíbe jugar la Champions League durante dos temporadas. La máxima competición continental era su mayor objetivo en el club británico después de haberlo ganado casi todo y si no puede disputar la Liga de Campeones, su presencia no tiene razón de ser.

Y siguiendo por la situación alarmante que vive el conjunto blaugrana, que está a punto de cerrar un año en blanco.

Un panorama que ha aumentado los rumores que sitúan a Guardiola de vuelta al Camp Nou. En la prensa inglesa ya afirman que Josep Maria Bartomeu y compañía tienen el dedo puesto sobre el teléfono para poner en marcha las conversaciones.

Las condiciones de Pep Guardiola

Pero Pep no aceptará cualquier propuesta a las primeras de cambio. En caso de dar el “ok”, lo haría bajo tres condiciones innegociables. A saber:

La primera es la dimisión de Bartomeu. Guardiola no quiere entrar a formar parte de ningún proyecto que tenga que ver con el que muchos consideran el segundo peor presidente de la historia después de Gaspart. Además, tampoco quiere tener nada que ver con una directiva en la que sigue presente la sombra de Sandro Rosell.

La segunda es que quiere plenos poderes de decisión sobre la plantilla. No quiere a personajes como Eric Abidal, o antes Pep Segura y Robert Fernández tomando decisiones relacionadas con el equipo. Suficiente han hecho ya. Y tampoco vacas sagradas que controlen el vestuario. Quiere poder decidir quién sigue y quién no.

La tercera es que él no sería entrenador. Para ese puesto quiere a Xavi Hernández, con él por encima ejerciendo de director deportivo y secretario técnico.

Pep Guardiola Xavi