La chirigota que triunfa en el vestuario del Real Madrid: «Luis Enrique es de los nuestros»

Los jugadores de Zinedine Zidane se burlan de las derrotas del Barça y, sobre todo, se mofan de su entrenador

Las desgracias de unos son las alegrías de otros. Al menos, en la rivalidad entre el FC Barcelona y el Real Madrid. Si hace cuatro meses se burlaban en el Camp Nou del 0-4 del Bernabéu y de la eliminación madridista de la Copa del Rey por alineación indebida de Cheryshev, el cachondeo tiene ahora su epicentro en la capital de España y la víctima es el Barça y, muy especialmente, Luis Enrique. En Valdebebas, las bromas sobre el paso blanco del técnico asturiano causan gran sensación. Gerard Piqué, en menor medida, también recibe.

«Luis Enrique es de los nuestros. Es madridista», es una de las bromas que pudo escucharse en el vestuario del Real Madrid tras la última derrota del Barça contra el Valencia. «Quien madridista nace, madridista muere», comentan, también en un tono muy burlesco, en los despachos del Santiago Bernabéu. «Luis Enrique es un amigo. Aunque lo niegue, el Madrid le influyó mucho», añade un antiguo compañero de Luis Enrique en el Real Madrid. «Lucho no es un buen gestor de grupos. Tiene mucho carácter y es una persona complicada», sentencia otra persona que conoce al entrenador del Barça.

El traidor

En el Madrid están encantados con la actual crisis deportiva del Barça. Los males del eterno rival son más celebrados incluso que las victorias madridistas. Luis Enrique, temidos por algunos, es objeto de muchas burlas en el Bernabéu, donde recuerdan que el actual entrenador del Barcelona tuvo muchos problemas en la Roma.

Los jugadores del Madrid se ríen de Luis Enrique, pero lo hacen en privado. En la directiva nadie quiere hurgar demasiado en el pasado del asturiano. En Madrid, en cambio, ya han enviado varios mensajes a Gerard Piqué, el futbolista que acabo más tocado tras la derrota contra el Valencia. Su frustración les pone, pero mucho más los fracasos de Luis Enrique. Fue uno de los suyos y nadie olvida su «traición» a la causa blanca.