La cara oculta de los jugadores del Barça

Se besan el escudo de cara a la afición, pero desde dentro siempre anteponen los intereses personales

El mundo del fútbol se ha convertido en un negocio. Un espectáculo en el que cada día abundan más los denominados mercenarios. Futbolistas que no se deben a nadie, que no sienten de verdad por ningún club, que se venden al mejor postor. Si tú pagas más, contigo que voy.

Esta doble moral es la cara oculta que tienen muchos futbolistas del FC Barcelona. También los del Real Madrid. Nadie se libra. Los futbolistas de corazón son los menos en el siglo XXI. El principal interés es el económico. Dani Alves lo dejó bien claro el año pasado. Ahora se irá del Barça rumbo a un nuevo club, después de haber conseguido cobrar una prima de cinco millones hace un año.

Ahora son otros los que aprietan las cuerdas al Barça. Quieren el mejor club, el mejor equipo, pero no si ello supone cobrar menos dinero. Ha ocurrido con la renovación de Neymar, que ha utilizado el interés del Real Madrid para negociar su nuevo contrato. Ha ocurrido con Sergio Busquets, mandando constantes recaditos al presidente Bartomeu cuando se jugaban los títulos. Ahora, en cambio, el de Badía está bien contento porque ha renovado.

Marc Bartra, al Dortmund

También pasa lo mismo con Javier Mascherano, que está apretando al club porque se siente decepcionado por el asunto de Hacienda, porque el Barça no se hizo cargo del dinero, como ya avanzó GOL en su debido momento. Adriano, que renovó automáticamente su contrato en marzo y ahora quiere marchar libre, es otro ejemplo más.  

El último caso en trascender es el de Marc Bartra. El central catalán calló y aguantó sin tener minutos. Ahora se va al Borussia Dortmund a cambio de ocho millones de euros gracias a una elevada reducción de su cláusula de rescisión. Era de 40 millones y pasa a ser de 10 por haber jugado menos de un número determinado de minutos. Una jugada que hace perder dinero al Barça y que no habría sido posible sin la inestimable colaboración de Luis Enrique Martínez y Carles Puyol