Kepa le cuenta a Sergio Ramos la verdad de su no fichaje (y no te lo vas a creer)

La realidad del fichaje frustrado del cancerbero del Athletic Club

Renovado. Saltó este lunes la noticia de que Kepa Arrizabalaga había firmado su renovación con el Athletic Club hasta el 2025 y que su cláusula había aumentado hasta los 80 millones de euros. Una información que puso punto y final a un culebrón que ha tenido a Florentino Pérez sin pegar ojo y que llegó a provocar una guerra civil en el Real Madrid.

Kepa Urrutia

Todo empezó antes del mercado de fichajes invernal. El presidente hace tiempo que quiere renovar la portería. No quiere a Keylor Navas ni a Kiko Casilla y sí a un portero de primera línea y un suplente de garantías. En este proceso, el mandatario dio el primer paso con Kepa, al que tanteó para incorporarlo en verano.

Pero en el Athletic se enteraron de las negociaciones y ‘castigaron’ al portero relegándolo al banquillo, en un caso que recordó al de Fernando Llorente. Con tal de evitar que el episodio se repitiera con el guardameta, los responsables blancos decidieron acometer el fichaje en el mercado invernal haciendo efectiva la cláusula de 20 millones de euros que marcaba su contrato.

Kepa se queda en San Mamés

Pero algo ocurrió entre las partes. Se rompieron los contactos y el fichaje se fue al traste, en una historia que termina con la foto de Kepa firmando con Urrutia, el presidente del Athletic, su nuevo acuerdo.

El motivo de que la operación no llegara a buen puerto corre como la pólvora en el vestuario blanco, donde los pesos pesados liderados por Sergio Ramos conocen de primera mano la razón por la que Kepa seguirá en Bilbao y no jugará en el Real.

Todo empezó en la noche de Reyes, dos días antes del partido que el Real Madrid disputó en Balaídos contra el Celta de Vigo el pasado 7 de enero.

Cara a cara entre Florentino Pérez y Zinedine Zidane

Aquel día el presidente mantuvo una reunión con el técnico, en la que también estaba el director general del Madrid, José Ángel Sánchez. En ella, los dirigentes le trasladaron al míster que el Real estaba a punto de cerrar el traspaso de Kepa y que en los días siguientes se incorporaría al equipo.

Una decisión que molestó mucho al técnico luso, que no dudó en responder durante la rueda de prensa previa al choque contra el Celta a las intenciones de los mandatarios.  El mosqueo era monumental.

«Yo, como entrenador, no necesito portero ahora. Luego si en junio hay cambios, nos sentamos y hablamos. Hay posiciones de las que podemos hablar. Pero hoy en día no veo eso, por eso no hablo de jugadores que no están aquí, también porque respeto mis jugadores», dijo el míster desafiando al presidente, cuando le preguntaron sobre la posible incorporación del cancerbero.

Cierto es que Zidane siempre fue un defensor profundo de Keylor Navas, pero el malestar del francés no respondía a su ‘cariño’ hacia el costarricense, sino hacia su propio hijo, Luca Zidane.

Zidane sabía que Kiko Casilla saldría el próximo verano y sus intenciones pasaban por que su hijo pasara a ser el segundo portero del Madrid, por detrás de Keylor o del cancerbero galáctico que fichara Florentino para el año que viene. Algo que saben muy bien en el vestuario blanco, donde son testigos a diario de los tratos de favor del míster para con algunos jugadores y su hijo, actual tercer portero del equipo.

Zidane, reincidente

No es la primera vez que ZZ intenta meter a algún miembro de su familia en sus planes en el Madrid. Cuando entrenaba al Castilla, el filial blanco, dio un protagonismo injustificado a su hijo Enzo, al que incluso dio la capitanía. Aquella decisión incendió un equipo que se reveló contra Zinedine por la decisión y que terminó diluyéndose aquella misma temporada.

Asimismo, también intentó hacerle sitio a Enzo en el primer equipo, pero rápidamente se vio que ni se acercaba al nivel exigido en el Madrid. El futbolista terminó en el Alavés, que en este mercado invernal lo vendió al Lausanne, de Suiza.