El discurso en el vestuario desnuda el partido del Barça en Las Palmas

El equipo asume que las fuerzas se agotan; lo importante, una semana más, son los tres puntos

Dice el refrán que cuando tanto va el cántaro a la fuente termina por romperse. El Barça juega con fuego desde hace algunas jornadas. En Las Palmas, el equipo de Luis Enrique sufrió mucho para ganar. Dos apariciones puntuales de Luis Suárez y Neymar fueron suficientes. Pero otro día no lo serán. La plantilla es consciente de la dificultad de la empresa y de las limitaciones físicas a estas alturas. Una vez más, lo mejor de la jornada son los tres puntos conseguidos en el Insular y el mantenimiento, al menos, de la ventaja con Atlético y Real Madrid.

El equipo empieza a mostrar síntomas de cansancio. Los jugadores no presionan como antes. Las rotaciones son ya un habitual. Ivan Rakitic ha completado tres de los últimos 11 partidos que ha disputado. Gerard Piqué descansó en Las Palmas pensando en la Champions. Messi anduvo más de lo normal sobre el césped del Insular, donde tampoco apareció Neymar. Jordi Alba se tiró al suelo en cuanto finalizó el encuentro. Los tres de arriba no tienen recambio (Sandro y Munir son la alternativa). Tampoco hay garantías en defensa si faltan Alba y Piqué. El medio sufre sin Rakitic y Busquets.

La plantilla del Barça da muestras de cansancio. Demasiados viajes. Demasiados kilómetros y minutos en las piernas en la última temporada y media. Y muy poco fondo de armario. En este escenario, Luis Enrique tampoco tiene mucho margen para maniobrar ni experimentar. La sensación general es que es necesario un impulso y, sobre todo, conviene sellar la Liga cuanto antes para dar descanso a los titulares. Mientras, hay que aguantar en la Champions como sea.