Se acaba el tiempo. A menos de diez días para el cierre del mercado estival, los responsables del FC Barcelona todavía no han sabido invertir los 222 millones de euros ingresados por el traspaso de Neymar Jr al Paris Saint-Germain.
Nelson Semedo y Gerard Deulofeu, que llegaron antes de la salida del brasileño, y Paulinho, presentado la semana pasada, son las únicas incorporaciones que ha cerrado el club catalán en lo que va de verano.
Jugadores cuya calidad no entraremos a discutir, pero que no cubren la baja del ahora delantero del PSG.
Objetivo principal
Si bien es cierto que son contados con los dedos de la mano los futbolistas que podrían igualar en calidad y repercusión al ex delantero culé, el nombre de Osumane Dembélé ilusiona por igual a la masa social y al vestuario. Sobre todo a Leo Messi, que lleva semanas esperando a que los mandatarios le traigan un nuevo socio para el ataque.
Las negociaciones por el delantero llevan semanas en marcha, aunque de momento el propietario del jugador, el Borussia Dortmund, no ha dado su brazo a torcer. Los alemanes llegaron a pedir hasta 150 millones por un delantero que le costó al club germano 15 ‘kilos’ y que la temporada pasada pudo fichar el conjunto culé.
Al margen de los errores del pasado, el Barça son conscientes de que tendrán que acercarse al máximo a las pretensiones del Borussia si quieren atar los servicios del atacante antes del cierre de la persiana del mercado.
Oferta y contraoferta
Con el objetivo de sumar incentivos en la operación, hasta tres jugadores han intentado incluir en la operación en el club catalán. Munir, André Gomes y a Arda Turan, todos ellos descartes de Ernesto Valverde, han sido los ofrecidos.
Pero A Dortmund no le gustan las sobras. En la ciudad germana prefieren a Ivan Rakitic o a Sergi Roberto, jugadores que sí consideran que les darían un salto de calidad.
Un panorama que pone en jaque al Barça y que le obliga a negociar solo con dinero. Rakitic y Sergi Roberto son dos piezas fundamentales en el proyecto de Valverde y perder a cualquiera de ellos, aunque fuera para traer a Dembélé, sería dar un paso atrás. Y no está el horno para bollos. En la ciudad condal ya pueden ir rascándose el bolsillo.
