El Barça tiene sobre la mesa la venta de un crack para cuadrar la caja
Tras tener que deshacer la operación de Can Rigalt
Josep Maria Bartomeu guarda un as en la manga si económicamente vienen mal dadas en el FC Barcelona. El varapalo que significa los 30 millones de euros que el Barça ha de gastar en la recompra de los terrenos de Can Rigalt, en l’Hospitalet, le supone dejar casi a cero los beneficios con que contaba para este ejercicio. Los técnicos del club están ahora cuadrando números a contrarreloj para consignar ese descosido, herencia de la gestión de Joan Laporta.
El fallo de los tribunales que obliga a deshacer una operación del año 2005 cogió por sorpresa a todos, puesto que había indicios objetivos como para confiar que los tribunales no se cebarían con el Barça. «Teníamos un informe que decía que había sólo un 10 o un 20% de posibilidades de perder ese pleito. Y, desgraciadamente, lo hemos perdido. Ahora lo llevamos a la cuenta de resultados y punto. Es un tema zanjado», explica a GOL un miembro de la junta directiva culé. Otro directivo añade que «en realidad, es un asunto en el que el club no tiene nada que ver. Nosotros no tenemos la culpa de que en esos terrenos no se pueda construir. No fue una operación finalista. La urbanización se hará algún día, lo malo es que no sabemos cuándo».
De momento, el club no piensa variar sus objetivos. Mantiene el dinero para fichajes, pero vigila de cerca la deuda y que no se incumpla el ratio que no permite que ésta duplique el ebitda (beneficio antes de impuestos, intereses, depreciaciones y amortizaciones). «El año pasado, no se incumplió. Si en este ejercicio sobrepasamos ese ratio, tendremos dos años para volver a equilibrar el patrimonio o es obligatorio convocar elecciones».
Pero, en último extremo, la convocatoria de nuevas elecciones es una posibilidad «tan remota que es prácticamente imposible». La solución para evitar esa debacle sería muy sencilla: «Vender a uno de los cracks. Esa operación salvaría las cuentas y dejaría solucionado el tema de una vez por todas». El crack a vender tiene nombre, pero se guarda celosamente en la cúpula para evitar discriminaciones y conflictos en el interior de la plantilla.