¿Duodécima? El Barça calla al Real Madrid

Los pupilos de Luis Enrique mandan un recado al club blanco tras el ruido que generó el Alavés

El FC Barcelona está más vivo que nunca. Los pupilos de Luis Enrique Martínez evidenciaron este martes en el Camp Nou que el accidente del pasado sábado contra el Alavés no fue más que eso: un mero accidente. Un tropiezo tonto. De esos que van bien para activar las alertas y volver a conectar. Golpe sobre la mesa y a pasar página.

Mucho se ha hablado desde la capital sobre la derrota liguera. Los 122,75 millones de euros gastados en teóricos suplentes sonaban a despilfarro. Generaban sorna. Pero el Barça está por encima y asume el mensaje de Luis Enrique: no se puede juzgar a los nuevos, ni para bien ni para mal, en tan pocos partidos. «Se necesita, al menos, media temporada o una entera para poder opinar», sentenció Lucho ante los medios de comunicación en la previa del choque. Y confió en André Gomes y Samuel Umtiti. 

El Celtic de Glasgow ha tenido la mala suerte de ser el rival que va después del tropiezo. Y, normalmente, ese equipo que no tiene culpa de nada suele salir escaldado. Es el que paga la ronda. Y este martes, la ronda no fue corta: cinco goles en una hora. Luego, Luis Suárez (’75 y ’89) redondeó la noche de euforia (7-0) que habían ido encadenando Messi (‘3, ’27 y ’60), Neymar (’50) y el capitán Andrés Iniesta (’59).

Los tres mensajes de Messi

Leo Messi recuperó su mejor versión y anotó un hat-trick (sin despeinarse) que tiene una triple lectura: 1) Vuelve el mejor para dar la razón a Guardiola y recordarle que el Barça quiere la primera plaza del grupo. 2) Pone el listón alto a Cristiano Ronaldo en la lucha por ser el máximo goleador de la Champions (ambos lo han sido en cinco ocasiones, están empatados). 3) Presenta su candidatura a conquistar la Champions de nuevo y el Balón de Oro 2017.

Y el Real Madrid se tiene que morder la lengua. Si bien es cierto que tras muchos años galácticos, el equipo de Zidane tiene otra cara este año. Transmite una sensación de seriedad y de piña que costaba mucho de intuir en el equipo blanco. Pero esto acaba de empezar y el Barça del siglo XXI ha demostrado por activa y por pasiva que es mucho Barça.