Bartomeu activa la revolución en el Barça

El presidente azulgrana ejecuta y planea nuevos cambios de futuro en el club

Josep María Bartomeu, ese hombre que de pequeño tenía prohibido jugar a fútbol en la escuela Aula y que acabó presidiendo una de las entidades deportivas más potentes del mundo, el FC Barcelona, siempre piensa en clave de futuro. Con su sonrisa imperturbable, el talante cercano y familiar que le caracteriza y un especial afán por pasar desapercibido –al contrario de lo que implica, por ejemplo, el modelo presidencialista de Florentino Pérez–, Barto ya ha activado el plan de futuro.

Su mandato finaliza en 2021. Para entonces, aspira a convertirse en el primer club de la historia en alcanzar los 1.000 millones de euros de ingresos, potenciando el marketing. Y ese plan para potenciar la comercialización del club, con el vicepresidente Manel Arroyo al frente, implica renovar muchas parcelas tanto de la cúpula ejecutiva como de la propia directiva.

Bartomeu quiere un Barça fuerte, con jugadores emblemáticos y significativos en la historia del club al frente de la entidad. Emulando, en parte, el potente modelo del Bayern de Múnich en Alemania. Y, en parte, ese es el motivo de que se haya tomado una decisión muy relevante en las últimas horas: el lunes por la noche se anunció el nombramiento del ex jugador de balonmano Òscar Grau como nuevo director ejecutivo (CEO) del club.

No es el único histórico de balonmano que forma parte del club. David Barrufet y Xavier O’Callaghan también ostentan cargos relevantes. Antes estuvo también Enric Masip. Y en la parcela de fútbol también conviven ex jugadores del Barça: Luis Enrique Martínez o Robert Fernández. También lo hicieron en el pasado Pep Guardiola, Txiki Begiristain, Andoni Zubizarreta, Guillermo Amor y Carles Puyol. Este último es uno de los que Bartomeu sueña con recuperar en el futuro junto a otros cracks como Xavi Hernández, Gerard PiquéAndrés Iniesta y, por qué no, Leo Messi

El fichaje de Òscar Grau

Esta decisión responde a varios motivos: Grau era el candidato de Bartomeu hace dos años, cuando alcanzó un acuerdo para rescindir el contrato de Antoni Rossich. Pero el ex jugador de balonmano estaba inmerso en la candidatura olímpica Barcelona-Pirineus para los Juegos de invierno. Ello llevó al presiente a nombrar a Nacho Mestre como director general. Pero era una decisión temporal. Mestre avisó de algunos problemas familiares que le podían impedir implicarse al máximo. Esos problemas, agravados, llevan a Mestre a perder peso en el organigrama, pero seguirá en el club.

También hubo cuestiones profesionales que afectaron a Mestre, aunque éste siempre prefirió negarlas. En ocasiones, chocó con el vicepresidente Arroyo, que asumió un rol muy fuerte tras la marcha de Javier Faus. Arroyo es un profesional contrastado, conocido por su participación en Dorna, gestora del Mundial de Motociclismo, pero también es duro a la hora de trabajar. Ello generó leves tensiones tanto con la cúpula ejecutiva como dentro de la propia directiva.