James Rodríguez está en boca de todos en el Real Madrid. El bajón de rendimiento que ha sufrido en esta, su segunda temporada en el club, no ha pasado desapercibido para nadie. Primero se escudó en las lesiones; después, en su enfrentamiento con el ex técnico Rafa Benítez. Pero la llegada de Zinedine Zidane ha destapado una realidad que comenzó a desvelar su antecesor en el banquillo. James se ha dejado ir. Su actitud dentro y fuera del campo es vox populi en la entidad.
Zidane ha dejado en el banquillo a James en sus dos primeros partidos al frente del Real Madrid. Ante el Deportivo y ante el Sporting, el colombiano ha disfrutado de algunos minutos con el marcador más que resuelto. Zizou no quiere que se descuelgue más del equipo, pero sabe de primera mano (y estos hechos ya han trascencido) que James está pasado de kilos y que es muy habitual en la noche madrileña. Hace meses, incluso estuvo salpicado por una posible infidelidad a través de la web de contactos Ashley Madison, pero desmintió tal hecho.
James ha demostrado que es capaz de lo mejor. Esta temporada, sin embargo, ha mostrado la peor cara. Zidane, por ello, ha ordenado un plan específico para recuperar al mejor 10 de cara a la pelea por las dos competiciones en las que sigue vivo el Real: Liga y Champions. En caso negativo, los dirigentes ya están haciendo números con su posible venta, siempre que el club obtenga la cautelar a la sanción de la FIFA y pueda acudir al mercado en verano.
