“¿Sabes la última de Josep Maria Bartomeu?”. El bochorno (y Messi está metido en el lío) en el Barça

Problemas para el presidente del equipo azulgrana

Los despachos del FC Barcelona están que sacan humo. El final convulso de una temporada que apuntaba a ser una de las mejores tres de la historia ha precipitado que en el equipo culé se tengan que tomar decisiones drásticas para el próximo curso. Lo ocurrido en los dos últimos años no se puede volver a repetir.

Algunos de los jugadores han sido señalados como responsables de la debacle azulgrana. Y los dirigentes se plantean seriamente realizar cambios con algunos pesos pesados. Ivan Rakitic, por ejemplo, es uno de los que tiene el futuro en el aire. Mientras que los mandatarios siguen trabajando en el fichaje de Mathijjs de Ligt.

Pero los movimientos no solo se plantean llevarlos a cabo en la plantilla. Ernesto Valverde tiene la espada de Damocles sobre la cabeza y esta, como su futuro, pende de un hilo.

Dudas con el banquillo

De hecho, podemos confirmar que si todavía no lo han destituido es porque no hay ningún entrenador disponible que convenza en el club.

Uno de los nombres que ha sonado es el de Maximiliano Allegri. Mientras que en las últimas horas Roberto Martínez ha ganado enteros. El seleccionador belga es uno de los que más gusta a la mayoría.

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Josep Maria Bartomeu pinta poco

Sin embargo, venga quien venga y ocurra lo que ocurra, la decisión no se tomará a la ligera. “¿Sabes la última de Josep Maria Bartomeu?”, preguntan en los pasillos del Camp Nou. Y es que no ocurrirá nada sin que la última palabra pase por Leo Messi. Será el argentino el que dé o no el visto bueno a la destitución de Valverde y a la llegada de un nuevo técnico.

El poder del delantero de Rosario en la entidad culé es total y es sudamericano el que decidirá a quien quiere en el banquillo y a su lado en la plantilla. Algo que deja en evidencia a un Bartomeu que está visto que cada vez más ni pincha ni corta, y que está a merced de las decisiones de los pesos pesados de la plantilla. Y mientras el presidente siga sin mandar, el rumbo del equipo corre serio peligro de seguir la línea de los últimos años, en los que la caída libre es cada vez más pronunciada.