Rebelión en el Barça contra Messi. “Elige entrenadores, echa a jugadores, veta fichajes, renueva a amigos y está mayor”

El capitán está en el punto de mira en el Camp Nou

La debacle de Lisboa está empezando ya a generar tensiones internas en el Barça. Tensiones que ya existían, pero que el varapalo que se llevaron los de Quique Setién ante el Bayern de Múnich, donde sufrieron su mayor humillación en la competición europea ha puesto encima de la mesa.

Y es que la lista de culpables es larga y extensa. Desde la directiva hasta el último jugador de la plantilla saben que, en los últimos tiempos, el club ha tomado un rumbo a la deriva que ha acabado en un año plagado de polémicas, con cambio de entrenador incluido y con la enésima eliminación de la Champions League, una competición donde los azulgrana hacen aguas desde hace años.

Leo Messi en la derrota del Barça ante el Bayern de Múnich

Pero ojo porque, al contrario de lo que muchos seguidores podrían esperar, este bochornoso final de temporada no ha hecho otra cosa que desatar una rebelión interna contra Leo Messi, un motín en toda regla.

Un ejecutivo del club ha afirmado a este medio lo que muchos piensan a nivel interno. Y eso no es otra cosa que Messi “Elige entrenadores, echa a jugadores, veta fichajes, renueva a amigos y está mayor”.

La rebelión contra Leo Messi

Es evidente que, con todo lo que le ha dado el ’10’ al club desde que arrancó su carrera en el primer equipo hace ya muchos años, la gratitud del Barça hacía el capitán es y será siempre eterna.

Pero, como suele ocurrir en muchos casos, para muchos Leo es ahora un problema. Su peso en el equipo ha ido creciendo en los últimos años, sobre todo lejos del terreno de juego.

No es ningún secreto que el argentino tiene mucho peso en ciertas decisiones que se toman a nivel interno, como el fichaje de ciertos entrenadores o el veto a según qué jugadores.

Leo Messi | EFE

Algo que, cuando las cosas van bien y el equipo funciona, todo el mundo pasa por alto. Pero ahora que el lío es mayúsculo, desde la directiva y la cúpula ya empiezan a dejar caer cierto malestar hacia el argentino.

Consideran que tiene demasiado poder, y que un claro ejemplo de ello es el hecho de renovar su último contrato con la condición de que, en el momento que quiera, es el propio jugador el que tiene las puertas abiertas para hacer las maletas. Algo, desde luego, insólito.

Los casi 50 millones de euros que cobra por temporada empiezan también a escocer en una directiva que, pese a saber que es el mejor del mundo, no deja de ser un jugador que afronta sus últimos años de carrera.

El vestuario empieza a darle la espalda

Pero ojo porque el lío no es tan sólo con la directiva y los ejecutivos, sino que en el vestuario también son muchos los que están empezando a alzar la voz. Al menos a nivel interno.

Es evidente que de puertas hacia fuera nadie dirá una mala palabra en contra de Leo, pero parece ser que son varios los jugadores que están molestos con ese excesivo poder que tiene el de Rosario, al que incluso usuarios en las redes como joseculé tildan de “pequeño dictador”.

Leo Messi | EFE

Obviamente los más cercanos a Leo como son Suárez o Jordi Alba están encantados con contar con su protección. Protección que ayuda a que sigan siendo titulares pese a estar en un nivel muy bajo. No cuentan con esta priteción jugadores como Griezman, Umtiti, Dembélé o Rakitic, que saben que no cuentan con el paraguas de Leo y que el argentino ha dado (o impuesto, según se mire) el ‘ok’ al club para que salgan.

Otros nombres como incluso el de Gerard Piqué o de Marc André Ter Stegen, jugadores claves en la plantilla culé, empiezan también a alejarse de un Leo al que ven que, por muchas ganas que tenga de seguir y de volver a ver al Barça brillar, no deja de estar acomodado en un trono que, por un lado, se ha ganado y, por otro, muchos le han dado demasiado brillo.

Obviamente, por mucho que estén empezando a aparecer informaciones que apuntan a una posible salida de Messi rumbo a la Premier League o a la Serie A, el capitán seguirá en el Camp Nou. Eso sí, muchos ya empiezan a asegurar que el precio que hay que pagar para ello es ya demasiado alto. En todos los sentidos.