Puñalada a Dembélé (o Messi “sabe por qué juega”. El secreto en el Barça)

La otra cara de la titularidad del delantero francés

Ousmane Dembélé completó este domingo 86 de los mejores minutos que ha jugado en el FC Barcelona. El francés fue de menos a más y culminó su actuación con un golazo que sirvió al equipo culé para sumar el primer título de la temporada.

Imitando el tanto que anotó al Chelsea el curso pasado, el galo soltó un disparo cruzado muy potente desde la frontal que impactó en el palo y se coló en la meta, ante un Tomás Vaclík que estaba completando una gran Supercopa de España pero que se vio sorprendido con el chute de Dembélé.

El extremo se apuntó así el haber marcado el gol de la victoria, en parte gracias también a la parada de Marc-André ter Stegen en el último minuto al penalti lanzado Ben Yedder.

Dembélé se lleva los elogios de Valverde

Así, Dembélé se fue como el héroe del partido y el jugador más destacado, pidiendo a gritos un puesto en el once titular esta temporada.

Ernesto Valverde, por su parte, terminó muy satisfecho con el delantero. “El partido de Dembélé es para estar contentos. Queremos que se quede”, dijo el míster en la rueda de prensa posterior al choque. No obstante, en el seno del equipo conocen el verdadero motivo de su titularidad en el partido disputado en Tánger y de las declaraciones del Txingurri elogiando al francés.

 

Intenciones ocultas con Dembélé

Dembélé entra en un cambio de cromos del Barça (y hay luz verde) | EFESí es cierto que a Valverde le gustó la actuación de su pupilo, pero ni sus intenciones ni las del club pasan porque sea titular. Ni por qué se quede.

La realidad es que en el club catalán están apurando todas las oportunidades que tienen para poner al jugador en el escaparate, a la espera de que pique algún pez gordo y se lo lleve del club antes del 31 de agosto.

Asimismo, lo que buscan las declaraciones de Valverde, en las que asegura que quiere “que se quede”, responden a que en ningún gran club piensen que podrán llevárselo a precio de saldo. No quieren que pierda ni una pizca del caché que le queda.