¡Pelea muy gorda! Messi hace esto. “Han llegado a las manos”. Última hora en el Barça

El lío con el delantero argentino que incendia el Camp Nou

A falta de ver con qué cara sale hoy el Barça ante el Levante en el Camp Nou, es evidente que la tormenta que se vecina sobre el feudo culé es de las que se pueden llevar a más de uno por delante.

Son muchos los que, desde el llamado ‘entorno’ culé, avisan que este equipo vive ahora del pasado y que la directiva no ha hecho otra cosa que ir, poco a poco, desengrasando lo que fue en su día una máquina perfecta.

No son pocos los que se niegan a aceptar, y en parte ahí está el problema, que el Barça ya no es el equipo ganador que arrasaba e imponía respeto en Europa. De un tiempo hacia aquí, el equipo depende del buen hacer de un Leo Messi que cada vez se siente más sólo y que se sabe imprescindible. Antes era la guinda a una pastel delicioso, ahora es un clavo ardiendo muy peligroso.

Messi| EFE

La pelea en el Camp Nou

De hecho, el último mercado de invierno ha sido un ejemplo perfecto de lo mal que están las cosas en el club catalán. Ha sido, como apuntan incluso desde dentro, “un despropósito”.

Si ya con la situación con la destitución de Valverde, la retransmisión en directo de la búsqueda de entrenadores (Xavi, Koeman, Pochettino…) con sus respectivas negativas y la llegada de Quique Setién fue cuanto menos impropia de un club como el BarçaBarça, el desmadre de los últimos días de enero puso en relieve las diferencias internas.

Y es que cuentan desde sectores cercanos a la directiva y a la secretaría técnica que la tensión entre el presidente Josep Mª Bartomeu con Eric Abidal y Ramón Planes es cada vez mayor. Si bien aún no “han llegado a las manos”, como sí que apuntan algunos en las redes, no están precisamente muy lejos.

Parece ser que tanto Abidal como Planes no se siente precisamente respaldados por un presidente que en los últimos días ha ido tumbando una a una todas las propuestas de delanteros que el equipo de la secretaría técnica le ha puesto encima de la mesa.

El presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, antes de la celebración del partido frente al Chelsea FC.  EFE/EPA/KIYOSHI OTA

Con independencias de que los nombres fueran o no los indicados, parece ser que el galo y el catalán están muy molestos al ver como el presidente parece tener más en cuenta la opinión de sus asesores externos que la suya, en teoría la voz experta dentro del club en este sentido.

Los fichajes de Trincao y Matheus, dos jugadores completamente desconocidos, que no llegarán hasta el mes de julio, así como la salida de Carles Pérez en una rocambolesca operación con la Roma son tan sólo un ejemplo del desconcierto que se vive en el Camp Nou.

Leo Messi alza la voz

Y todo ello, cómo no, tiene también sus efectos negativos en un vestuario que, si ya hace tiempo que está muy alejado de la directiva, tras los últimos acontecimientos aún lo está más. En ese sentido no ha sido otro que Leo Messi el que ha alzado la voz y ha enviado un mensaje alto y claro a la directiva: o bien el Barça le ayuda con un proyecto ganador, o se irá a final de temporada.

La posibilidad es remota, pero teniendo en cuenta que el argentino tiene una cláusula en su contrato por la cual puede abandonar el club cuando quiera, desde su entorno ya avisan que el ‘10’ tiene muchas dudas.

Palabras como las de Setién en una reciente entrevista, en la que avisó que deben ayudar a Messi a seguir (“Esperemos hacer tan feliz a Messi que desee quedarse”), no son precisamente esperanzadoras.

Leo quiere un proyecto ganador, un club en el que vestuario, directiva y secretaría técnica vayan de la mano, con una plantilla en la que todas las posiciones estén más que bien cubiertas y en el que, sobre todo, no se tomen decisiones a la ligera.

Sabe, y así se lo ha hecho saber a la directiva, que tiene a todos los grandes de Europa esperándole con los brazos abiertos. O bien el Barça cambia el rumbo, se endereza (ojo, no tan sólo en el terreno de juego) o el argentino dejará a Bartomeu, Abidal, Planes y al resto de ‘culpables’ con sus disputas internas y se marchará. Y todo ello con un Madrid cada vez más asentado y con un futuro de presente y de futuro que asusta, y mucho, a los culés.