Messi ordena un fichaje en el Sevilla-Barça y corta tres cabezas (y ya negocian)

Los pupilos de Valverde dejan una perezosa imagen en la Supercopa

Pereza. Es la sensación que se queda en el cuerpo después de ver al nuevo Barça de Ernesto Valverde. Pongan las justificaciones que quieran, pero el resumen es simple: aburrimiento.

Tan solo el gol de Dembelé y el penalti parado por Ter Stegen en los minutos finales de partido, pusieron algo de picante a la primera Supercopa de España (1-2) jugada en Tanger. La afición africana, muy culé, estuvo bastante mejor que el Barça sobre el césped.

Sin Andrés Iniesta, el conjunto azulgrana es todavía mucho más horizontal. El soporífero primer tiempo del equipo evidenció que todavía queda mucho trabajo por hacer con los nuevos.

Hasta el punto de que Valverde se cargó a los dos interiores al descanso. Rafinha no salió del vestuario en el segundo tiempo y Arthur duró tan solo siete minutos.

Peor papeleta le tocó a Malcom, que vio el partido desde la grada. Arturo Vidal tuvo al menos el honor de seguir el encuentro desde el banquillo. El chileno debutó para jugar los últimos cinco minutos con objeto de defender el resultado y dar descanso al díscolo Dembelé.

El problema más evidente del Barça en el primer tiempo fue la escasa ambición de los interiores para ir hacia delante. Gerard Piqué y Busquets rompieron más líneas desde atrás.

Rakitic y Coutinho, al rescate 

Por este motivo, Valverde quiso ir a lo seguro: Rakitic y Coutinho tomaron la batuta. Fueron minutos en los que formaron los cuatro fantásticos del club catalán.

Leo Messi, la única estrella de verdad, Luis Suárez, venido a menos, Dembelé, en la habitual línea descarrilada de siempre, y el propio Coutinho: entre correcto y discreto.

El Barça no mejoró demasiado pese a la veteranía y talento de las cuatro piernas que relevaron a las de Rafinha y Arthur. Lo que volvió a evidenciar las carencias de la plantilla: falta un crack.

Dembelé marca el gol de la victoria contra el Sevilla | EFE

Messi, ya como primer capitán del equipo y jugador más laureado de la historia del club con 33 títulos en su haber, no conectó en ningún momento con los dos interiores titulares. Tampoco con Dembelé o con su amigo Suárez. El único futbolista con quien parece entenderse es Jordi Alba, pero el Barça no puede limitarse a las internadas del lateral por la izquierda para buscar al rey.

Rafinha está en la puerta de salida. Fue titular a modo de exposición, y visto lo visto, Valverde prefirió no arriesgar su posible venta. Arthur, por su parte, parece abocado a chupar mucho banquillo hasta que coja el ritmo. 

El PSG presiona por el goleador Dembelé 

Sin embargo, el que verdaderamente puede terminar sentenciado, pese al gol, es Dembelé. Tal y como se intuyó en Valverde tras su última rueda de prensa, el extremo galo es transferible.

El asunto es que llegue un club dispuesto a pagar por él una cifra acorde al valor de mercado que le atribuye el Barça: no menos de 120 millones de euros.

Y si pagan menos de esa cifra, tienen que incluir a un crack alternativo en la operación. Ese es el plan que manejan en el Camp Nou con un enemigo acérrimo: el PSG.

El club parisino, entrenado por Thomas Tuchel, estaría encantado de contar con el delantero al que ya dirigió con maestría en el Borussia Dortmund. Y está dispuesto a deshacerse de un medio.

Además, gana puntos después de marcar el golazo que puso al Barça por delante en el marcador. El galo no hizo demasiado durante el partido, pero en el ‘80 sorprendió con un lanzamiento imparable. Directo a la escuadra del Sevilla. 

El jugador que quiere el Barça es Adrien Rabiot, que no tiene la vitola de crack mundial pero sí mucho talento y juventud (23 años). El centrocampista galo puede ser la pieza que necesita Valverde para construir un 4-3-3 de garantías.

80 millones + Rabiot por Dembelé 

En ese caso, Malcom se quedaría como extremo y, posiblemente, también Rafinha para ser una alternativa en la banda derecha cuando sea necesario abrir el campo.

De forma que los centrocampistas puros del equipo serían Busquets, Rakitic, Rabiot, Arturo Vidal, Arthur y Denis Suárez. Siempre con la posibilidad de que Coutinho, Sergi Roberto, Aleñá o Riqui Puig hagan de interiores. 

El Barça se conformaría con un pago de 80 millones de euros más Rabiot a cambio de Dembelé. El galo formaría un tridente letal con Mbappé y Neymar en París.

Con el dinero obtenido en la operación, el club catalán puede procurar una nueva incorporación para la delantera. Y el PSG tiene más jugadores interesantes: Draxler y Guedes.