Messi corta tres cabezas en el Barça (y el vestuario le apoya)

El club azulgrana es un polvorín

Tensión en el FC Barcelona. Las relaciones entre el vestuario y la junta directiva han saltado por los aires. Hay quien dice que Josep María Bartomeu no se comerá los turrones.

La plantilla ha desafiado a la cúpula directiva. Después de la monumental rajada de Neymar, tras su sonada traición al club con su fichaje por el PSG, los cracks del Barça protagonizaron una lamentable escena: apoyo total a Neymar y risas.

Como no podía ser de otra forma, esa foto en Instagram del tridente nuevamente reunido ha sido interpretado como un golpe en las narices a Bartomeu. De los que más duelen.

La directiva pierde autoridad y según ha podido saber Diario Gol, Messi y sus compinches en el vestuario señalan a tres personas. Tres cabezas que deben ser cortadas.

Fichajes que pasan factura

Curiosamente, ninguna de ellas es de la directiva, sino de la cúpula de ejecutivos. El primero de todos ellos es Robert Fernández.

La política de fichajes que ha llevado a cabo el ex futbolista desde que llegó deja mucho que desear. Tan solo ha acertado con Samuel Umtiti y ha priorizado una política de cartera que recuerda a la que utilizaba Florentino Pérez, descuidando la cantera y las promesas españolas.

Conflictos con los jugadores

También está en el punto de mira el nuevo mánager deportivo del club, Pep Segura. Primero, porque los jugadores del filial aseguran que “no tiene ni idea” después de haberlo tratado durante el año pasado y reconocer, varios de ellos, que no está a la altura del Barça.

En segundo lugar, porque también ha entrado con mal pie en el primer equipo. Dijo que Dembelé ya estaba fichado, siendo falso. Criticó a Piqué por su error en el clásico y recibió la reprimenda de Sergio Busquets: “No es la mejor forma de expresarse, menos desde el club. Y, además, señalando a un jugador”.

Falta de confianza

Hay un tercer ejecutivo cuestionado, que suele pasar más desapercibido. Se trata de Albert Soler. Hay jugadores que dicen de él que tiene una “doble cara”.

Varios de ellos están decepcionados con su manera de llevar las negociaciones. Especialmente cuando interviene en renovaciones. No entienden que tenga tanto poder en el club.

Soler, que es político y no un hombre de fútbol, empezó a coger peso en el Barça a raíz de las últimas elecciones a la presidencia, tras la conquista del triplete. Desde que está en el área deportiva, las relaciones con el vestuario van a peor.