Dembélé la lía con Coutinho (y te contamos por qué)

El francés tiene un problema grave con el recién llegado

Está de vuelta. Ousmane Dembélé regresó a las convocatorias el pasado fin de semana en el partido contra el Levante disputado en el Camp Nou (3-0), en el que jugó 67 minutos. El francés volvió a saltar al césped en el choque de ida de los octavos de final de la Copa del rey contra el Celta de Vigo del pasado jueves (1-1).

Casi cuatro meses han pasado desde que el pasado 16 de septiembre cayó lesionado en un partido contra el Getafe correspondiente a LaLiga.

El galo acababa de debutar unos pocos partidos atrás, pero vio truncados sus primeros meses en el Camp Nou por culpa de una rotura del tendón del bíceps femoral del muslo izquierdo que sufrió cuando intentó dar un taconazo. La peor lesión en el movimiento más absurdo.

Sale del pozo

Ahora el francés espera dejar los malos momentos atrás y ofrecer al club culé todo lo que no ha podido dar en estos meses atrás.

No obstante, hay un asunto que tiene con la mosca tras la oreja al delantero, que teme que su regreso a los terrenos de juego se vea perjudicado por otro asunto que nada tiene que ver con su lesión. Un ‘problema’ con nombre, apellidos y un precio descomunal: Phillippe Coutinho.

En jaque

El brasileño le ha costado al Barça 160 millones de euros, variables incluidas, lo que le convierte en el segundo fichaje más caro de la historia y, pese a que por el momento está lesionado y no volverá a vestir de corto hasta el próximo mes, Ousmane sospecha que el recién llegado le robará el protagonismo que esperaba adquirir en vuelta al ruedo.

Por un lado porque el dineral que le ha costado al club, pues Ernesto Valverde no dejará 160kilos’ en el banquillo.  Por otro, porque el perfil del brasileño se adapta mucho mejor al Barça del Txingurri.

Pero lo que más pesa en el temor de Dembélé es que Leo Messi y Luis Suárez fueron los que pidieron su fichaje. El delantero es consciente de que le consideran el nuevo Neymar Jr y que prefieren al carioca por delante suyo. Y ya se sabe quién manda en el vestuario culé.